Transparencia mediocre
Con promedio reprobatorio en materia de transparencia permanece el estado de Quintana Roo en el más reciente informe de revisión ciudadana lanzado por la la Asociación Civil Iniciativas Humanas y Sociales...
Con promedio reprobatorio en materia de transparencia permanece el estado de Quintana Roo en el más reciente informe de revisión ciudadana lanzado por la la Asociación Civil Iniciativas Humanas y Sociales (INHUS), que calificó a nuestra entidad con un mediocre 5.5 debido a la persistente opacidad de muchos de los sujetos obligados a rendir información.
Según esta asociación de ciudadanos dedicada a monitorear los avances en la transparencia de las entidades públicas y gobiernos, Quintana Roo aún no cumple con la armonización legal tanto en el Poder Ejecutivo como en el Legislativo, y presenta graves carencias en el acceso a la información pública obligatoria.
Sin embargo, se reconoce un avance de 2016 a 2017, pues el año pasado la calificación del estado estuvo por debajo del promedio nacional. En la última revisión, logró salir del sótano, ya que el promedio de calificaciones de las entidades fue de 4.5.
Pero ese saltito de hormiga no es para celebrar, ya que el estado se mantiene en la zona roja con un puntaje reprobatorio, y no es motivo de orgullo estar mejor que los peores.
De los 32 estados evaluados, Quintana Roo se ubicó en la justa medianía, entre el sitio 12 y el 15, superado de calle por su vecino peninsular, Yucatán, que ocupó el segundo sitio con una calificación de 8 junto con Sonora y Coahuila, y muy lejos del primer lugar, Tlaxcala, que obtuvo un 9.
Para el gobierno de Carlos Joaquín que ha enarbolado la transparencia como uno de sus pilares, es urgente atender este foco rojo para dar certeza a la ciudadanía de que las cosas realmente están cambiando.
Pero el ámbito de la transparencia va mucho más allá del Poder Ejecutivo, y el que tiene la responsabilidad de meter orden en los sujetos obligados es el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (Idaipqroo), cuya nula eficiencia queda expuesta en estas revisiones nacionales.
El Idaipqroo y sus perezosos consejeros no han contribuido en nada para acabar con la opacidad en los entes gubernamentales, y el escaso avance se ha logrado gracias a la voluntad de quienes dirigen hoy el Poder Ejecutivo y el Legislativo, porque en municipios, sindicatos y partidos, sigue reinando la desidia.
Mientras el Idaipqroo siga entretenido en eventos superficiales para simular que cumplen con su papel y justificar el derroche de su jugoso presupuesto de casi 40 millones de pesos, la calificación de la entidad seguirá siendo de vergüenza, tal como lo ha sido en la última década.