Tren Maya no es suficiente: hacen falta proyectos, afirma investigador
Para que el proyecto realmente mejore la vida de la gente, se necesitan programas que diversifiquen la economía.
A pesar de que el Tren Maya se proyecta como un detonante de desarrollo en la zona, se tiene que acompañar de otros procesos que realmente modifiquen las condiciones de la sociedad y el sistema económico imperante, señaló el doctor Nayar López Castellanos, coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El investigador indicó que desde el momento en que el Tren Maya funcione, reforzará el posicionamiento de México en el Caribe, y se convertirá en una herramienta importante para el turismo, aunque no necesariamente se refleja en la condición social de la población, aunque el turismo no implica justicia social como tal, a lo que se prevé se sume el proyecto del Tren Transístmico.
Expresó que se tiene que analizar y reflexionar la manera para realmente conseguir el desarrollo en la zona, una obra como la del Tren Maya y Transístmico tiene que ser acompañante de otros procesos que realmente modifiquen las condiciones económicas de la sociedad.
El doctor López Castellanos agregó que desde la academia pueden aportar elementos para analizar y reflexionar, así como insumos muy específicos, sobre todo en el caso de las ciencias exactas, como el caso de los académicos y trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes han hecho una labor importante, en términos de señalar qué es lo que ha afectado la obra del Tren Maya en la Península.
“Tenemos el caso del arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer, acosado por las autoridades del INAH por haber hecho denuncias con respecto al daño patrimonial que causa el Tren Maya”.
Enfatizó que desde la academia se debe de respetar la diversidad de pensamiento; hay académicos que apoyan esas obras, pero quienes la critican no deben tener ningún tipo de sanción o de intimidación por parte de las autoridades, tanto del INAH como del propio gobierno.