Una tatarabuela con anemia cultural

Los 119 años de nuestro Chetumal –parido un cinco de mayo de 1898 por Othón P. Blanco– deben ser una explosión de eventos culturales...

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Los 119 años de nuestro Chetumal –parido un cinco de mayo de 1898 por Othón P. Blanco– deben ser una explosión de eventos culturales a la altura del acontecimiento e historia acumulada, con episodios de sufrimiento y sacrificios.

La subsecretaría de Cultura –dependiente de la Secretaría de Educación en muy mala hora –y la dirección de Educación y Cultura del Ayuntamiento capitalino, encabezadas por Jacqueline Estrada Peña y Jaime Arturo Alvarez Cervera, derraman una combinación de ignorancia y negligencia en sus tareas. Por ello no sorprende su aturdimiento a la hora de apagar las 119 velas de la tatarabuela Chetumal de Payo Obispo.

Van personajes y sitios que deben ser atendidos por estos burócratas tan afortunados como improductivos:

1.- El supremo compositor Carlos Gómez Barrera nació oficialmente en esta ciudad, y suya es la melodía Leyenda de Chetumal que evoca al huracán Janet –fines de septiembre de 1955– y la voluntad de sus habitantes para emprender la titánica reconstrucción en los tiempos del Territorio.

Gómez Barrera falleció el 17 de marzo de 1996 y su aniversario luctuoso no importó a estas autoridades culturales hundidas en la somnolencia; acaso también ignoren que este hombre tan creativo vino al mundo un 19 de mayo de 1918 en aquel Payo Obispo atrapado en fotografías color sepia.

2.- Ubicada en los dominios del Congreso del Estado –cerca del bulevar–, la maqueta Payo Obispo es un espacio del montón. Obligado su rescate para fortalecer el menú de sitios históricos que en otras capitales son exprimidos hasta la última gota.    

La memoria de Don Luis Reinhardt Mc Liberty permitió reconstruir aquel Chetumal, y pocas capitales tienen un legado de estas dimensiones. Alguna instancia cultural debe encargarse de la maqueta pero sin considerarla una carga indeseable, como hasta hoy.

3.- El Poliforum Cultural Rafael E. Melgar está en desuso en plena avenida de los Héroes, y el desperdicio de ese sitio nos impide contemplar el mural “Regresión y Progreso” de Federico Silva, elaborado en 1959.

4.- La biblioteca pública central Javier Rojo Gómez fue lanzada al canal de aguas negras por falta de mantenimiento en la recta final del gobierno de Roberto Borge; sus libros se conservan intactos, pero en fotografías del recuerdo.

¿Acaso perder una biblioteca es lo de menos?

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