Este 8 de agosto, más de 800 jóvenes se integraron a la comunidad educativa de la Universidad Anáhuac Cancún, que actualmente cuenta con un matricula de cuatro mil 600 alumnos, provenientes de todos los rincones del país y del mundo.

El Padre Jesús Quirce Andrés L.C., fue el encargado de presidir el primero de los eventos en la agenda de la Bienvenida Integral Universitaria (BIU), la cual se realiza cada inicio de cursos para que los estudiantes de nuevo ingreso conozcan las virtudes de la institución, pero también, lo que se espera de ellos.

“Van a estudiar en un campus internacional, y es una oportunidad única para que abran su mente, sus ojos, y se enriquezcan con las visiones, las culturas, las tradiciones y la forma de pensar de sus compañeros que vienen de todas partes de Quintana Roo, México y de todo el mundo”, dijo.

La casa de estudios abrió sus puertas a estudiantes provenientes de casi todos los estados de la República, como Chiapas, Estado de México, Veracruz, Baja California Norte, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Aguascalientes, entre otros.

Pero también, adoptaron a la Anáhuac Cancún como alma mater jóvenes provenientes de 21 países, entre ellos Honduras, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Rusia, Ecuador, República Dominicana, Estados Unidos, Bolivia, Venezuela, Belice, Colombia, El Salvador, Canadá, India, Arabia Saudí, Noruega y de Pakistán.

“Vamos a aprovechar esta grandísima oportunidad, comprométanse. Para que ustedes ganen su medalla olímpica, su título profesional, tienen que jugar su partido, porque la competencia no lo hacen los profesores, ni los directores, ni las autoridades, el partido lo juegan ustedes”, dijo.  

A quienes decidieron estudiar fuera, les invitó a que vean a la comunidad educativa, a sus mentores, compañeros y directores como una segunda familia, en la que se pueden apoyar durante el tiempo que estarán lejos de su hogar. 

Además de ser un campus internacional, el Padre Jesús Quirce Andrés L.C., destacó que la Universidad Anáhuac Cancún, tiene un compromiso más allá de formar profesionales de excelencia, sino seres humanos con conciencia social, que utilicen sus conocimientos, habilidades y privilegios para servir a quienes lo necesitan.

“Tienen que ser agentes de cambio social, porque no estamos contentos cómo está nuestro mundo y necesitamos nuevos jóvenes y líderes que sean transformadores en la sociedad. Ustedes tienen que ser grandes personas, pero para eso tienen que desarrollar en su vida universitaria, los valores que han recibido de sus familias, que sus papás le han transmitido con gran empeño”, dijo.