Adrián Barreto/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Quintana Roo repite la falta de aplicación de normas de ordenamiento urbano que arrastran otros Estados envueltos en corrupción y falta de previsión, y los documentos rectores existentes están hechos a modo de los inversionistas que, equivocadamente, rigen el rumbo de la urbanización. 

“El inversionista decide qué tipo de planes de desarrollo urbano y protección ambiental aplica; es triste pero esta zona (Riviera Maya y Quintana Roo) no es la excepción del país”, lamentó Víctor Ramírez Navarro, director de la asociación civil Forópolis.

En el marco del Foro Latinoamericano sobre el Derecho y la Gestión del Territorio y las Ciudades, el urbanista alertó que el desgaste de los recursos naturales que tienen municipios como los quintanarroenses y el desarrollo social desigual, han sido provocados por la falta de aplicación de normas o porque éstas obedecen a intereses de particulares.

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Justo en tiempos en que se debate el Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL) de Solidaridad, consideró que la principal causa de este fenómeno tiene su origen en las cúpulas gubernamentales, pues los “primeros responsables son las autoridades por la incapacidad, por la corrupción o la falta de previsión”.

“Cada administración municipal parece que reinventa el mundo y siguen creando municipios pero no los mecanismos para tomar sus decisiones; por un lado los inversionistas deciden para dónde corre el desarrollo y por otro lado un montón de gente sin oportunidades que solamente ve pasar el desarrollo”, acusó.

Ramírez Navarro consideró que la alternativa para rectificar el rumbo de la urbanización es asegurar que los valores ciudadanos priven sobre las inversiones y no al revés.

El caso de Cuba

Por su parte Alejandro García Villalón, representante de Cuba, apuntó la necesidad de reflejar en el urbanismo la historia y cultura de cada lugar, y expuso el caso de Cuba, país en donde se discute la preservación de su arquitectura que ha dado identidad a sus habitantes frente a una apertura comercial que atraerá marcas transnacionales.

“Específicamente para la Riviera Maya que es muy joven y que no tiene el patrimonio arquitectónico de otras ciudades, deberían aprovechar todo ese caudal de historia maya e incorporarla al desarrollo urbanístico (…)

“En Cuba no creo que veamos las grandes marcas como distintivo arquitectónico y estamos tratando de aprovechar nuestra riqueza porque es lo que nos hace diferentes”, apuntó.