Valor de pertenencia…eso es Quintana Roo

Tierra de libertad, invencible y heroica tantas veces en los tiempos catárticos de desesperanza y olvido, fue el inicio de todo, el eje de la lucha...

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Tierra de libertad, invencible y heroica tantas veces en los tiempos catárticos de desesperanza y olvido, fue el inicio de todo, el eje de la lucha, la esperanza en el inicio y, a la vez, en el final.

Basta examinar la historia, de sus pensamientos y objetivos, determinación y sacrificios entre los años que han pasado para entender el significado de sus hechos históricos, su decisión y su carácter, el mérito de lo que se realizó, lo que se es capaz de hacer en el presente y, en el futuro, con valor y virtud de pertenencia... Eso es Quintana Roo!

Fue la primera entidad mexicana en federarse el 8 de octubre de 1974 y deponer el autoritarismo que exaltaba a la ciudadanía a incitar con los pronunciamientos a efectuar el primer acto de la soberanía popular. Fue entidad del Congreso fundador que proclamó la Constitución del Estado Libre y Soberano.

En ese entonces de Territorio fue declarado en rebeldía por sus resoluciones de no querer mantener los regímenes abyectos mandados desde el centro de la república. Los coterráneos no cesaron en su empeño tenaz de defender al terruño contra la opresión pidiendo ser parte de la república mexicana.

Cuando el despotismo y la barbarie se ensañaron, la entidad no cedió fácilmente sus libertades y derechos ni a los que lograron someter para agenciarse una parcialidad del Territorio, la gente quintanarroense siempre ha respondido con dignidad y valor a la defensa por la codicia de agenciarse terreno, con un más si osare.

Hoy queda en duda la sapiencia del secretario de Gobierno, Francisco López Mena, abogado de profesión, al verter una declaración flamígera contra los años de quietud del territorio de Quintana Roo, que se verá afectado en la franja limítrofe con Campeche y Yucatán, porque se perdió el litigio legal.

La batalla política civil en la que actuaron patrones ilustres con la impugnación constitucional que fue realizada por el gobernador Mario Villanueva Madrid en la SCJN, y que después quedó en el archivo muerto del Senado. El lío limítrofe de Quintana Roo está perdido y ya no hay nada que hacer, vertió en tono melifluo y a la vez amargo el secretario de Gobierno, Francisco López Mena, ante el desconsuelo y descontento de los quintanarroenses.

La que se le armó a “Pancho López” –así le llaman– con el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, quien manifestó con heroísmo que no todo está perdido.

Así mismo, si en una sociedad hay individuos o grupos de individuos que causan algún tipo de daño en su propia casa –sea a parte de ella o a su conjunto–, de nada servirá que la parte que en principio no parece estar con ella solo se dedique a responsabilizar a los otros por los males que infligen a la entidad quintanarroense.

Como mínimo debiera causarnos temor la posibilidad de llegar a tales condiciones extremas. No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy.

Caravana con sombrero ajeno

La victoria no es eterna –el triunfo es de todos, la derrota es huérfana–. En los prolegómenos del proceso 2016 en Quintana Roo, paniaguados del PAN y ujieres del PRD, hubieron sacado provecho los que han sabido acercarse al poder e incluso montarse en él para ganar espacios a partir de los acuerdos de la coalición con sombrero ajeno.

La diferencia entre la situación actual y anteriores épocas está en la clase con-militante de derecha y de izquierda, los que aún no tenían un concepto para el triunfo, más osaron urdirse en alianza cuando se trató de conquistar la Corona del Estado, las once municipalidades y las diputaciones locales.

El concilio bipartidista, que de tan inflexibles hicieron que las dos alas tuvieran la flexibilidad necesaria y, por consecuencia, generar espacios paralelos que serían canalizados en uno solo. En eso estaban cuando repentinamente les cayó un ángel con sombrero del cielo tricolor.

Mientras en el PRI del patio, para el objetivo principal del Estado, la cúpula tenía la mirada hacía otros que apuntaban, Carlos Joaquín González, no se veía como el afortunado, renunció a las filas priistas y, ya sin partido, se integró a la gracia de una incipiente alianza entre el PAN-PRD, con la que ganó la elección a gobernador.

De ese jaez, asaz, ahora se conduce Quintana Roo con el régimen de alternancia tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo y en algunas regiones municipales que es son de prosperidad para los militantes de las dos alas en alianza, y que aún sigue siéndolo, caravana con sombrero ajeno.

Concebido entonces como una oportunidad porque todo se estructura en torno al poder para sacar provecho de la frondosidad de la victoria y para que se sigan produciendo espacios seguros para los con-militantes de los partidos en la alianza dominante.

La motivación de la alianza de marras actualmente aposentada en oficinas del palacio legislativo, con ese protoplasma extraño que tanto ha costado entender, porque no representan los valores cívicos, y no hacen nada para sofocar la miríada de calamidades que hacen padecer a los quintanarroenses.

No es tampoco el placer del poder como tal, sino un asunto de vanidad con el triunfo que marcó la vida política del Estado haciendo gala que es de ellos.

El pueblo ha sido un utensilio. Ha sido amainado con promesas y mentiras perfectamente perfiladas, cuya trama se desarrolla con un lenguaje a ratos flamígero, a ratos melifluo, que disfraza el verdadero objetivo.

Esa enorme falsedad le fue vendida al pueblo con notable eficiencia no sólo a la masa popular sino, también, a miles de gentes que creyeron sinceramente en un discurso exaltado de reivindicación y justicia social con la llegada de la alternancia.

Y distrajeron a todos de los verdaderos asuntos que se tramaban entretelones, en las mullidas curules, o en los corrillos políticos, con cómplices que se montaron en el gatuperio para dar paso a la codicia con el oneroso alcance de prebendas a costa del erario.

Lo que se ve en el Congreso local son los restos del PRI del pasado revividos por los diputados del PAN y PRD y cognómenes, por lo que queda tras el abordaje de un espacio de poder contagiado de un odio que se coló por todos lados, un sentimiento decadente que, para quienes lo abordaron fue el triunfo y para los abordados el fin.

La XV Legislatura del Poder Legislativo local cuenta con diez diputados plurinominales y 15 electos por mayoría. No tienen tan solo en su haber las protestas, sino que son mal vistos porque alardean que llevan una promisoria y conveniente vida ostentosa fomentada por ellos mismos.

Pesa sobre ese poder haberse convertido en un entramado corporativo de franquicias para allegarse adeptos, verbigracia, el ex diputado “moreno” que llegó pobre y, ahora -expulsado de Morena- es un diputado independiente rico –el mismo lo dijo-, de nombre, Juan Ortiz Vallejo, quien se juntó con los de las bancadas de la alternancia para conformar mayoría.

Una nueva élite legislativa de pensamiento egocéntrico se pone de pie ante el presidente de la Gran Comisión, el diputado panista, Eduardo Martínez Arcila, quien avanza con los legisladores conmilitones, Fernando Zelaya Espinoza y Mayuli Martínez Simón, que andan promoviéndose a cielo abierto con miras a la contienda que se avecina.

El entusiasta diputado pluri perredista, Emiliano Ramos Hernández, que no se rinde y busca modos de sobrevivir a sabiendas que algo va a pasar, pertenece a la élite que así sea en su derredor como con un paniaguado buscando espacio para contender en el próximo proceso y estar junto a él.

Son élites de las que se creen invencibles. En la soberbia de hacer caravana con sombrero ajeno, el escrutinio del poder público, apoltronado, por vía de mientras, solo los está mirando. Esperando que asome el venidero proceso 2018.

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