Javier Ortiz/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- Sin ningún tipo de restricción ni medida, gasolineras establecidas en la cabecera municipal de Bacalar expenden combustible a personas que lo transportan en vehículos, para lo cual utilizan bidones de distintos tamaños, lo que se ha convertido en un negocio redituable para algunas familias de las comunidades rurales.

El combustible es comercializado en viviendas de los poblados a 15 pesos por litro.

La mayoría de las veces lo almacenan en rústicas habitaciones de madera y techos de guano, sin que ninguna autoridad adopte alguna medida, no obstante el intenso sol que prevalece desde hace más de mes y medio, que mantiene totalmente reseco el ambiente.

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La mayoría de los pobladores lo considera un mal necesario, debido a que para surtirse de gasolina tienen que viajar varios kilómetros hasta la cabecera municipal, como es el caso de los moradores de la zona ganadera de Miguel Alemán, una de las poblaciones que se encuentra a más de 80 kilómetros de Bacalar.

Quienes no opinan igual son los vecinos más cercanos, Pablo N., de la comunidad de Altos de Sevilla, quien vive al lado de una vivienda que funciona como “minigasolinera”, consideró que se deben establecer medidas para la venta y  transporte del combustible, que garantice seguridad a los bacalarenses.