Saldo de violencia deja el Covid en Quintana Roo

El confinamiento y los problemas causados por la cuarentena “disparan” los registros delictivos dentro y fuera de la familia.

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(Paola Chiomante)
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El recrudecimiento de la violencia dentro y fuera del hogar es uno de los saldos que dejó la pandemia del Covid-19. En casa, los riesgos para la mujer incrementaron, mientras que en la calle las familias se convirtieron en presa de los asaltantes.

El confinamiento impuesto a raíz de la pandemia por COVID-19 ocasionó que el servicio de emergencia 911 recibiera 24 llamadas al día por hechos de violencia familiar en Quintana Roo, entidad que se colocó en primer lugar  entre los estados del sureste de México con más reportes.

Los informes de incidencia delictiva y llamadas de emergencia del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que entre los meses de enero a junio de 2020 se generaron 10 mil 229 solicitudes de auxilio, mil 824 más que las del mismo periodo pero de 2019.

Esto ubica a Quintana Roo por arriba de Oaxaca (seis mil 351), Yucatán (cuatro mil 360), Campeche (dos mil 784), Chiapas (dos mil 629) y Tabasco (361).

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De las 10 mil 229 solicitudes del estado, cuatro mil 080 corresponden a los meses de abril a junio, durante los cuales se recibió al menos una llamada por violencia familiar cada hora, es decir 24 al día.

Entre abril y mayo se recibió cada hora una llamada de emergencia por violencia familiar en Quintana Roo

Sin embargo, las estadísticas del secretariado también indican que durante los tres meses señalados sólo 956 (23.4%) de estas solicitudes de auxilio se convirtieron en carpetas de investigación, es decir que tres mil 124 víctimas no llegaron a interponer una denuncia formal ante las autoridades. 

Pese a esto, el número de expedientes abiertos de este mismo periodo comparado con el 2019 es 38.9% (610) menor, situación que ha sido calificada por las asociaciones civiles como un “reflejo del confinamiento por la emergencia sanitaria y no de una política de seguridad eficiente y clara” y que se espera iguale o supere sus niveles habituales a causa de la crisis económica.

Las cifras indican que:

“se tiene que reflexionar sobre la política pública que se está implementando, evaluarlas -porque no lo hacen- para ver si están dando resultados o si hay que cambiarlas, por eso es importante que haya esa apertura para que organizaciones civiles y ciudadanía participen en temas de seguridad”, dijo Azucena Gual, integrante del Observatorio de Seguridad y Género de Quintana Roo.

Plan sin violencia en casa

De acuerdo con el Gobierno del Estado, durante el confinamiento por COVID-19 se aplicó un programa emergente llamado “Plan sin violencia en casa”, cuya ejecución se planteó sobre tres ejes: prevención, atención y procuración de justicia para reparar el daño a las víctimas de violencia familiar.

“El plan conlleva la coordinación interinstitucional de las autoridades en diversos ámbitos de atención policial y procuración de justicia a niñas, niños, adolescentes y mujeres (...) estrategia que ha sido difundida en televisión, radio, conferencias, redes sociales y periódicos, principalmente”, indicó la Secretaría de Gobierno de Quintana Roo.

Madres no denuncian casos de violencia familiar por no exponer a sus hijos

Las autoridades señalaron que en esta contingencia sanitaria los Centros de Justicia para las Mujeres en el estado atendieron a 962, 61.6% más que las 595 víctimas canalizadas durante el primer trimestre del 2019; la mayoría en un rango de 30 a 44 años de edad.

De acuerdo con los expertos, existen varios motivos por los cuales las llamadas nunca llegaron a convertirse en denuncias, el principal es el deseo de las madres de no exponer a sus hijos al virus fuera de su hogar, por lo que prefirieron soportar la violencia antes de abandonarlo.

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“Dios, sácame de aquí porque ya no puedo más”

“Estaba parada en la puerta, me sentía paralizada, no podía mover mis pies y pensaba ‘me va a matar’, en ese momento pensé en Dios y le pedí ‘sácame de aquí porque ya no puedo más’, ese hombre era un monstruo”.

Así contó con voz entrecortada “María N” (nombre ficticio) el recuerdo de uno de los peores episodios de su relación.

Antes de violentarla, su entonces pareja había encontrado el dinero y las alhajas que ella guardaba bajo su colchón con la esperanza de iniciar una nueva vida lejos del hombre al que alguna vez admiró y que la llenaba de detalles.

Ahora que se encuentra lejos, “María” recuerda lo difícil que fue admitir que aquel caballero con el que formó una familia no era lo que aparentaba, ya que detrás de sus risas y bromas se escondía una persona violenta, que a través de chantajes la hizo prisionera de su propio hogar.

“Él empezó a pellizcarme las piernas, los brazos y a dejarme marcada, pese a que le decía que no me gustaba, lo hacía ‘jugando’. En cierta manera cuando crees querer a una persona, justificas y te causa gracia. Una vez salí de mi casa con una blusa que dejaba al descubierto mi espalda, me ven mis amigas y me preguntan ‘¿qué te pasó?’, estaba llena de moretones”, dijo.

A partir de ese entonces, el comportamiento de su pareja comenzó a cambiar, a ser demandante de su tiempo, de su forma de vestir y de las personas con quien se relacionaba, razón que luego la obligó a abandonar su empleo pese a que toda su vida había sido una mujer independiente.

"Hasta ahora no sé dónde están las cenizas de mi hijo"

Sin embargo, lo peor de su experiencia fue la pérdida de su hijo: un bebé de tres meses a quien dio a luz después de haber caído por las escaleras y que se ahogó con su leche mientras se encontraba bajo el cuidado de su padre.

“Cuando lo reviso mi bebé estaba frio, no estaba respirando, cuando llegue al hospital ya estaba muerto. Él se hizo cargo de todo, cuando le pregunté por sus cenizas me dijo que no me iba a dejar verlas y jamás me las entregó, hasta ahorita no sé dónde están”.

Por años esta negación hizo que ella permaneciera a su lado, soportando golpes, gritos y humillaciones por parte de su ex pareja y de las mujeres con quien él se relacionó.

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A pesar que años después volvió a construir una red de apoyo con su comunidad, familia y amigos, “María” salió de su círculo de violencia sola, al recordar la vida tranquila que llevaba antes de conocerlo, cuando su única compañera era su hija a quien durante esos años logró mantener alejada.

“Ella nunca ha visto una mamá violentada y no quiero que la vea nunca, por eso me fui. A él no le guardo rencor, aprendí a no guardar resentimiento. Es un capítulo que ya cerré y aunque te recomiendan no recordar, ni revivir esos sentimientos de dolor, no quisiera que ninguna mujer pasara lo mismo que yo”, afirma mientras seca sus lágrimas.

La violencia también se recrudeció fuera del hogar durante la pandemia

La pandemia por COVID-19 no sólo recrudeció la violencia dentro de los hogares, sino también fuera de ellos, siendo sus principales blancos los transeúntes y comercios, sobre todo las tiendas de conveniencia, a las que se tuvieron que incorporar a un programa de prevención.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) indica que en marzo el 71.2% (alrededor de 590 mil) habitantes del municipio de Benito Juárez consideró que la delincuencia seguiría igual o más en los próximos 12 meses.

Percepción que hasta el momento se ha cumplido, debido a que las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que las carpetas por robo a transeúnte en vía pública suman hasta el momento 727, de estas, el 53.9% (392) se abrieron a partir del mes de abril, cuando el gobierno federal y estatal establecieron las normas de distanciamiento social.

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En junio se cometieron al día seis atracos contra transeúntes en Quintana Roo

Mientras que el mayor número de hechos se registraron tras el desconfinamiento de la población en junio, mes que alcanzó las 203 denuncias 11.5% más de las que se contabilizaron ese mismo periodo, pero de 2019, cuando solo sumaban 182.

Esto quiere decir que tan sólo ese mes al día ocurrieron seis atracos a transeúntes, la mitad de ellos con violencia.

Al respecto del robo a casa habitación, los reportes indican que estos crímenes sufrieron un decremento durante el tiempo de cuarentena, ya que de siete pasaron a tres cada 24 horas; sin embargo, actualmente el promedio comenzó a elevarse nuevamente al situarse en por lo menos cinco al día.

En el caso de los negocios, el panorama no fue muy distinto al de los demás, ya que hasta el primer semestre del 2020 se abrieron dos mil 417 carpetas de investigación, de las cuales en el 64.2% (mil 553) ocurrieron con violencia.

Lanzan Operativo Orión contra la violencia

Alberto Capella Ibarra, titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo indicó que el panorama adverso ocasionado por la pandemia puede ocasionar aumento en la incidencia delictiva, por lo que se decidió implementar el Operativo Orión, que consiste en establecer redes de cooperación con cadenas de tiendas de autoservicio para difundir los rostros de los presuntos responsables de los hechos de robo.

“Hemos tenido resultados, con muy buenas detenciones. Anteriormente, al no existir una colaboración con farmacias y tiendas, no podíamos exhibir esas imágenes, pero después del acuerdo hemos podido avanzar, estableciendo un mecanismo de comunicación inmediata. En junio del año en curso se registraron 150 robos a estos establecimientos, contra 310 ocurridos en junio del 2019, lo que da cuenta de esta disminución”, dijo.

Negocios invierten hasta 30% de sus ganancias en fortalecer sus medidas de seguridad

Sin embargo, las acciones de la dependencia estatal no son suficientes para don Raúl, dueño de una tienda de abarrotes en Paseos del Mar quien en plena contingencia tuvo que abrir su negocio a personas ajenas para la instalación de cámaras de seguridad.

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Aunque su negocio ya contaba con seis des estos artículos, la pérdida de empleos y la inseguridad de la zona (clasificada como una de las de mayor incidencia delictiva de Cancún) reafirmaron su decisión.

“Tuvimos que hacerlo, en una semana sobre nuestra avenida ocurrieron dos robos a otras tiendas, mientras que mi vecino, que tiene un taller de motocicletas, lo amenazaron por teléfono, le dijeron que lo iban a secuestrar sino daba dinero, entonces mejor prevenir antes que algo ocurra”, dijo.

El entrevistado señaló que la compra e instalación de las cámaras de video le costó por lo menos tres días de ventas; en este sentido, organismos empresariales como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) han indicado que en promedio los propietarios de negocios destinan entre 15 y 30% de sus ganancias en fortalecer las medidas de seguridad.

Ante esta situación muchos han decidido mejor bajar sus cortinas de manera permanente, pero don Raúl afirma que no puede abandonar el que ha sido su sueño, tener un negocio propio.

“¿Si cierro de qué me voy a mantener? A mi edad ya no me contratan en ninguna parte, yo todavía tengo responsabilidades con mi familia, tengo que ver por mis hijos, cerrar no es opción, aunque la venta ha sido poca, para la comida no falta”, afirma mientras se asoma por la cortina de su negocio, vigilando quién pasa o si hay alguna persona sospechosa.

 

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