La fecha límite ya parece estar en el calendario de legisladores, funcionarios y empresas privadas. Sería el 15 de diciembre cuando se conozca la versión definitiva de la tan discutida reforma energética. 

Analistas del sector y directivos de empresas de infraestructura y energía conjugan el tiempo potencial para hablar de los cambios que se esperan. “Sería”, “traería”, “no contemplaría”, “sumaría”… son algunos de los verbos que sueltan cuando uno se los consulta acerca de lo que se espera del contenido de esta reforma. 

“Yo supongo que no se tratará de un sistema de utilidad compartida como el que se planteó, sino más bien de licencias y permisos”, me insinuó el analista de temas energéticos David Shields. 

El formato de “licencias” aplicaría para las áreas de exploración y producción, mientras que el modelo de “permisos” se usaría para los negocios relacionados con la refinación y ductos. 

“Si se da este modelo estaríamos haciendo lo mismo que casi todos los países desarrollados en cuanto a energía”, agrega Shields. Colombia, Noruega, Brasil son algunos de los países que tienen contemplado este esquema con empresas privadas nacionales e internacionales. 

De llegar a estos términos en poco más de 20 días, estaremos ante una reforma que cambia mucho en su formato original cuando lo lanzó el Ejecutivo federal. 

Si bien Enrique Peña Nieto buscaba volver a las bases del modelo de Lázaro Cárdenas (lo cuál generó controversias), una opción como la que, se calcula, finalmente se aprobará en tres semanas estará más cerca de las necesidades actuales del país. “De la redacción dependerá mucho el éxito de la reforma. La constitución debe decir que sí se puede hacer, no prohibir lo que no se pueda. Poner la palabra prohibir es lo que genera luego los monopolios”, explica David Shields. 

Si se marcara una línea sobre el calendario en cuanto a los plazos que se deberán cumplir hasta comenzar a recibir auténtica inversión privada en este sector, estaríamos hablando de más de 24 meses. ¿Cuáles serían los pasos que faltan? Después de la aprobación de la reforma comenzará el derrotero por las leyes secundarias y los reglamentos (todo 2014) para luego aterrizar estas nuevas leyes en proyectos concretos que serán en definitiva los que terminarán atrayendo inversiones.