A fajarse los pantalones

El Ayuntamiento, con su carga blanquiazul necesita retomar las acciones de bacheo y recoja de basura.

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Una vez que concluyó la llamada “fiesta de la carne” y con ello su paso destructor por el ya maltrecho Paseo de Montejo y las calles, pésimamente iluminadas, del Centro Histórico de Mérida (gracias a las honorables gestiones de la anterior administración municipal priista), es momento que la Comuna que preside el panucho Renán Barrera Concha regrese a su papel fundamental: gestionar y entregar beneficios a la ciudadanía.

Independientemente de que ahora los encargados de sacar cuentas informen, si así lo tienen previsto, cuánta plata se obtuvo de los patrocinadores por los inicuos derroteros carnavalescos y si los pesos y centavos servirán para obras y servicios –si no es que salen con lo mismo de siempre, o sea, omitir datos, para que después la cargada del PRI regrese con sus quejidos de siempre-, el alcalde tiene, de entrada, la obligación de darle una “garra de tigre” al Paseo de Montejo porque quedó para el escupitajo con tanta cerveza derramada y otro tanto de “meadazos” a las pobres plantas.

Pero, por otro lado, el Ayuntamiento con su carga blanquiazul necesita retomar las acciones de bacheo, de recoja de basura, regenerar la iluminación y, sobre todo, medir el nivel de confianza de los ciudadanos hacia una administración que todavía no parece tomar su carril y que, por varios momentos, se muestra desorientada y con poca capacidad de gestión política.

Parece que la principal batalla que librará don Renán Barrera será convencer a propios y extraños de la solicitud de un crédito bancario por 200 ó 300 millones de pesitos, cuyo objetivo será solventar obras públicas que tanto hacen falta.

Por supuesto que el primer edil enfrentará la tradicional oposición priista a cargo de Enrique Alfaro y de Rubén Segura, quienes mandarán a toda su cargada para votar en contra del futuro empréstito, aunque tampoco tendrán mucho por objetar ya que también hizo lo propio Angélica Araujo Lara a lo que la oposición panista, por vez primera en más de 20 años, también se puso rejega. Cosas del oficio grillero.

PRIMERA CAÍDA.- Como lo hizo en su momento la hoy senadora Araujo, al fajarse la vestimenta –toda moda Ibónica–, contrató créditos bancarios, para bien, para mal o para las campañas políticas que se acercaban, y en algo se invirtió. Para nada dudó, a pesar de las abiertas críticas de la fracción de regidores del PAN.

SEGUNDA CAÍDA.- Pues algo similar tendrá que hacer Barrera Concha para parar en seco las demandas del tricolor, casi siempre influenciadas por el hígado. Si pretende justificar su gobierno municipal, pues ni hablar. A echar mano de lana prestada para tratar de remediar lo que la anterior administración no pudo o no quiso trabajar. Si las intenciones y obras son buenas, el voto a futuro se lo agradecerá.

TERCERA CAÍDA.- Es momento de que el alcalde, un joven con presunto, promisorio futuro político, deje de temblar. Lo que vaya a hacer por Mérida, adelante, pero que lo haga.

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