A la batalla en las urnas

Desde este lunes, la gran mayoría de candidatos tiene autorización para iniciar campañas en Quintana Roo, en un proceso que cuesta mucho a cada contribuyente...

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Desde este lunes, la gran mayoría de candidatos tiene autorización para iniciar campañas en Quintana Roo, en un proceso que cuesta mucho a cada contribuyente y del que depende el destino de 10 presidencias municipales y el Congreso del Estado, posiciones neurálgicas para la buena marcha de una entidad que enfrenta enormes desafíos y que exige lo mejor de sus políticos y demás protagonistas que están en el ruedo.Y si bien el abstencionismo será de nuevo el rival a vencer, también tiene que ser vencido el discurso cómodo y las propuestas sacadas del sombrero, que denigran a sus portadores, por estar dirigidas a la conquista de voluntades y a la captación del voto, sin ir más allá de la campaña electoral.

Los quintanarroenses debemos estar conscientes de que no se elige tan sólo un candidato a presidente municipal en 10 demarcaciones, ya que se estará dando el aval a una planilla cuyos integrantes deben fortalecer la propuesta y no denigrarla, aunque en muchos casos son impulsados como cuotas de poder, sin el menor mérito para ser incluidos en la codiciada lista.

El futuro elector debe soportar el bombardeo sistemático de propaganda para seleccionar las mejores cartas, distinguiendo sin es-fuerzo las funciones de un alcalde y un diputado local, ya que con frecuencia sus tareas son confundidas por el ciudadano entre la lluvia de promesas lanza-das para conquistar su voto.

Pero por contar con un gran porcentaje de población joven, los candidatos deben ir a la conquista de ese segmento del electorado que se mantiene al margen, sin participar activamente en los procesos, desencantado desde un principio por el desprestigio de la clase política en todos los niveles, sin que un partido cuente con mayor aceptación porque todos son descalificados o generan desconfianza justificadísima.

Los partidos políticos tienen la obligación de incorporar a los jóvenes, impulsando su participación en diversas tareas para que llegado el momento puedan ser candidatos debutantes, relevando así a un grupo de privilegiados que van a todas las batallas electorales sin interrupción.

Y en cuanto al Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), tendrá que justificar el tiempo completo del que disfruta aún en años sin elecciones, ya que hay una corriente que impulsa la concentración del manejo de las elecciones en el Instituto Federal Electoral (IFE), no precisamente por su mayor confiabilidad sino con el objetivo de disminuir gastos para la inminente elección.

Por lo pronto, ya está en marcha la etapa más interesante de la contienda, y los protagonistas deben convencer para vencer, más allá del voto duro y del voto de castigo que más de uno pretende capitalizar.

Ha llegado por fin la hora de la verdad.

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