Adaptarse o morir

Dice un viejo refrán que “tras la tormenta, viene la calma”, y eso es lo que está pasando en Quintana Roo...

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Dice un viejo refrán que “tras la tormenta, viene la calma”, y eso es lo que está pasando en Quintana Roo en materia de empleo, luego de que durante el 2013 y principios del 2014 el índice de desempleados creciera drásticamente debido a la reingeniería administrativa en la burocracia gubernamental y a las consecuencias inmediatas de la Reforma Fiscal.

Sin duda que Chetumal fue la zona más afectada por esta situación, ya que la economía depende en su totalidad de los burócratas, y muchos perdieron su empleo o parte de sus ingresos. Además, el cierre de pequeñas y medianas empresas contribuyó negativamente a que la desocupación se disparara a las nubes en el sur del estado.

Y es que tarde o temprano esto tenía que pasar. La abultada nómina de los gobiernos estatal y municipal no sería sostenida eternamente y en la capital, necesitamos dar un giro de una economía dependiente de los recursos gubernamentales, a una economía dinámica y productiva, que no depende exclusivamente del dinero de los burócratas.

Se trata de adaptarse o morir, y en ese proceso de adaptación es de suma importancia que desde el gobierno, desde las dependencias encargadas de fortalecer la economía y el trabajo, se trace un plan de acción que permita una exitosa transición, que brinde las herramientas y abra posibilidades a las personas de sostener a sus familias.

En ese sentido llama la atención que en materia de estrategias para fomentar el empleo nuestro estado fue reconocido por el Servicio Nacional de Empleo como uno de los diez que mejores resultados han obtenido, lo cual habla de una adaptación a la realidad en muy corto plazo.

Esto lo dio a conocer el titular del Trabajo en el estado, Patricio de la Peña Ruiz de Chávez, quien destacó sobre todo que Quintana Roo se colocó en el tercer lugar nacional en el desempeño de las acciones de fomento al autoempleo, y también en el tercer lugar en eficiencia de las ferias del empleo.

Los indicadores en los que el estado se colocó más bajo fueron en el servicio de las bolsas de empleo donde quedó en octavo lugar, y en la eficiencia en los esquemas de capacitación BECATE, donde se colocó en el décimo lugar nacional. Honrosamente siempre dentro del “top ten”.

Los logros en este sentido son importantes y hablan bien de la labor realizada por la Secretaría del Trabajo, sin embargo no es momento de lanzar las campanas al vuelo porque aún falta mucho por hacer.

Porque a pesar del buen camino que llevan estas acciones la economía sigue en desaceleración, y el principal reto es que los resultados de los programas de capacitación y fomento al autoempleo aterricen en la realidad. No hay de otra, hay que adaptarse o morir en el intento.

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