Néstor Ojeda supone que sé mucho sobre el movimiento estudiantil y el 2 de octubre del 68 y me dio a leer un texto que subió ayer a su página en Facebook, red social en que, como sucede con Twitter, pienso jamás abrir una cuenta.

Leí, sin embargo: “La memoria de los caídos y de una generación que cambió a México terminó atrapada entre cercos policiacos y grupúsculos de provocadores. Hace 45 años la violencia era del Estado y llevó a muchos a dejar la vía pacífica y a optar por las armas. La apertura inevitable sacó a la izquierda de la clandestinidad y regresó a muchos guerrilleros a la legalidad y la lucha democrática.

A pesar de que México no es aún plenamente democrático y de que la desigualdad y la pobreza no han sido erradicadas, hoy la violencia viene de intolerantes, ignorantes y radicalizados que pretenden negar los avances que se comenzaron a construir a partir del 68. Doble luto este miércoles…”.

Coincido con mi querido y latoso Néstor, a quien agradezco evitarme pensar sobre qué diablos escribir.