Adiós al Festival 2016
A pesar de que la Secretaria de Educación y Cultura (SEyC), Marisol Alamilla Betancourt...
A pesar de que la Secretaria de Educación y Cultura (SEyC), Marisol Alamilla Betancourt, y la subsecretaria de Cultura, Jacqueline Estrada Peña, afirmaron apenas en octubre que la próxima edición del Festival de Cultura del Caribe estaba en pie y que había pocas posibilidades de suspenderlo, este miércoles con un simple comunicado se confirmó que no habrá festival en el agonizante 2016.
La mala noticia es un nuevo puntapié al Festival de Cultura del Caribe diseñado con enorme sentido estratégico por el gobernador Miguel Borge Martín a fines de la década de los 80, pero su ambiciosa propuesta ha sido raspada por sucesivos gobernantes que se han dado el lujo de alterarla hasta convertirla en un torrente de ocurrencias de feria hecha con las patas.
Al tomar las raquíticas riendas del sector cultural, la perredista Jacqueline Estrada informó que tenían un problema con los recursos financieros para realizar este magno evento cultural porque el gobierno federal no liberó los recursos por un adeudo de más de cuatro millones de pesos que dejó pendiente la anterior administración de la SEyC.
La ex diputada local perredista aseguró que estaban realizando las gestiones necesarias con el gobierno federal para cubrir este adeudo, incluso con la firma de un compromiso de pago. Y tan confiadas estaban Jacqueline Estrada y su jefa Marisol Alamilla con el éxito de sus gestiones, que para la realización del Festival lazaron como fecha tentativa del 12 al 19 de noviembre.
Pero las gestiones de las autoridades encargadas de promover la cultura no prosperaron, y a mediados de noviembre pospusieron sus fechas tentativas del 10 al 18 de diciembre, para finalmente suspender de manera definitiva la edición de este año, comprometiéndose a organizarlo en marzo de 2017.
Con la “caída” del Festival, Marisol Alamilla y Jacqueline Estrada quedaron mal paradas ante la población, ya que en sus declaraciones daban por hecho que se llevaría a cabo el festival, y además esperaban que fuera el más exitoso de los últimos años, pero el resultado quedó muy lejos de lo esperado.
Porque el trillado recurso de culpar de este fracaso monumental a la administración anterior de la SEyC no borrará la mala imagen que se ganaron al no poder concretar un evento de talla internacional, evidenciando su escasa eficiencia y nula capacidad de gestión en tiempos de crisis.