Adiós al monopolio energético

Falta que la aprueben al menos 16 congresos estatales pero, para efectos prácticos, la madre de todas las reformas ya se consumó.

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Luego de la panchera y contraproducente toma del salón de sesiones de la Cámara de Diputados y del inapelable revire con que reaccionó el pleno para votar en un recinto alterno la reforma energética (sin habérselo propuesto, capitalizó el provocador obsequio y se evitó la monserga de un kilométrico debate en comisiones), ayer se consumó la primera gran reforma energética de México en 60 años.

Falta que la aprueben al menos 16 congresos estatales pero, para efectos prácticos, la madre de todas las reformas ya se consumó.

Para el anecdotario del humorismo involuntario quedan: el frustrado “cerco” al Senado y a la Cámara de Diputados por lopezobradoristas; la marchita caminata de perredistas en torno del Monumento de la Independencia; las escuálidas coladas de algunos cientos de maistros de la CNTE a la “protesta en defensa de la patria”; el vergonzoso numerito de un dipustripper; los lapsus de una del PT y otra de Movimiento Ciudadano que se ostentaron diputadas “de Morena” (partido aún inexistente), o los inexplicables votos en contra de dos legisladoras… ¡del PAN!

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