¿Adónde va el PAN?
El nuevo dirigente tendrá dos tareas fundamentales: proseguir con el proceso de reformas en el Congreso de la Unión y preparar al partido para la contienda electoral en 2015.
Más allá de lo que digan las encuestas y el debate sobre el nuevo dirigente, el equilibrio interno favorece a Gustavo Madero, quien habría de ser reelecto para el corto periodo hacia delante. Josefina Vázquez Mota es la panista con mayor prestigio y apoyo, tiene todo para disputarle y ganar la dirigencia, pero su perspectiva es de largo plazo, lograr sus objetivos la llevaría a no participar en la contienda y tampoco alinearse a ninguna candidatura, servir de referente ético y político frente a la polarización que se vive en el PAN.
A la ex candidata presidencial la respaldan no su circunstancia, sino su trayectoria y los apoyos calificados que ha podido concitar en torno a sí misma. Secretaria en importantes responsabilidades con los dos presidentes que dio el PAN y una candidata presidencial que tuvo que enfrentar el intervencionismo presidencial, el desgaste en el gobierno y la imposición de candidaturas controvertidas o poco representativas del PAN.
En cuanto a resultados, nada hay que regatearle, como fue el no haberse sometido al dictado de la profesora Gordillo en sus años de la SEP o no hacer de la Sedesol una estructura de clientelismo electoral.
Los dos ex presidentes panistas, Fox y Calderón, son un activo del partido. Sin embargo, su tiempo fue otro, ya tuvieron la oportunidad y poco hay por hacer en los menesteres partidarios. Es claro que las prioridades de Vicente Fox no están en el PAN; Felipe Calderón, ya como Presidente, promovió el distanciamiento de Vicente del partido, como también la expulsión de Manuel Espino, quien procesó la selección de candidato presidencial y llevó a Calderón a la Presidencia en cerrada disputa con López Obrador.
Dos pérdidas cuya ausencia se hizo sentir en la contienda presidencial de 2012; no fue Calderón quien pagó factura, fue el PAN y sus candidatos, en particular Josefina.
Calderón regresa al país y ha definido una fórmula de participación social para mantener presencia. En bien de él, es mejor mantener distancia de la vida partidaria y, en todo caso, ser factor de unidad y concordia, que es lo que más necesita el PAN.
En 2015 habrá elecciones de gobernador en Michoacán, seguramente Cocoa Calderón será candidata; tiene todo para competir y, eventualmente, ganar y esto demanda de Felipe Calderón prudencia; el tiempo adelante es de quien en su momento se hizo a un lado.
También Margarita Zavala podría regresar a la política y nuevamente el ex presidente requiere extremar sensatez para no dificultar las cosas a quienes antes le facilitaron su proyecto. Ahora a él le corresponde aportar.
Ernesto Cordero ha ganado terreno cultivando la confrontación y el desgaste de Gustavo Madero. Su postura no solo revela mezquindad, sino un afán de cobrar lo que no le deben a costa del mismo partido. Ejemplo es su actitud respecto al tráfico de influencia de los legisladores en la asignación de los recursos federales; éste es un problema sistémico provocado por el centralismo y la degradación política en todos los partidos y, para efectos prácticos, en todas las fracciones parlamentarias.
En su pretensión de hundir a Madero y a los suyos Cordero ha logrado que quede el registro público de que son los diputados del PAN y los alcaldes del PAN quienes han caído en esta mala práctica política.
Madero ha sido el líder más eficaz que ha tenido el PAN en mucho tiempo. Pudo lograr del PRD, PRI y del gobierno concesiones sin paralelo. En el beneficio de su partido, lo aprobado es positivo y se desmarcó de lo negativo como fue la reforma fiscal.
La reelección consecutiva de legisladores y munícipes, así como nuevas reglas en materia de campañas y un régimen severo de sanciones en materia de gasto electoral son su logro, además de provocar una revisión a fondo de la imparcialidad de los órganos electorales locales y de las finanzas estatales. Lamentablemente, para ello el PAN optó por el expediente del centralismo.
El nuevo dirigente tiene frente a sí dos tareas fundamentales. Por una parte, proseguir con el proceso de reformas en las Cámaras y, por la otra, preparar al partido para la contienda electoral de 2015. Es inevitable que la elección de dirigencia deje heridas; es crucial, de una vez por todas, que Cordero y sus afines aporten al partido no solo una cuota de lealtad y disciplina, también de talento —que lo tienen— para concretar reformas secundarias consecuentes con los cambios constitucionales.
Las elecciones intermedias siempre han favorecido al PRI, en segundo lugar al PAN y han dejado en mal sitio a la izquierda. 2015 tiene la singularidad de comicios locales concurrentes en la mayoría del país. Un reto y una oportunidad para el PAN, historia que empezó a escribirse en julio de 2013.