Que cómo se va a aplicar tan loable cuanto necesaria medida que se incluye en las reformas al Código Penal en estudio ya en el Congreso del Estado y cuya finalidad es proteger a los animales -no queda claro si a todos los animales o sólo a la fauna doméstica- y garantizar su bienestar.

Ya en los reglamentos municipales de Mérida se establecen sanciones contra el comercio de animales en la vía pública, pero por varios rumbos se pueden encontrar vehículos estacionados con letreros como: “Se venden cachorros yorkshire” o “huskie”, etc. Y nadie sanciona eso, quizá porque se necesitaría un ejército para vigilar la ciudad, cosa que también ocurrirá con esa ley que parece que su destino es ser letra muerta ante la imposibilidad física de hacerla cumplir, lo cual no significa que no sea necesaria y urgente.

Que siempre en relación con los animales, específicamente con los toros de lidia, ya está en preparación un proyecto -promovido por aficionados- para que esta manifestación ancestral sea declarada en Yucatán Patrimonio Cultural del Estado, tanto en su vertiente popular (las ferias y tablados) como en la crianza y lidia de reses bravas en las plazas.

Que ante la advertencia de que una mutación del virus H7N9 de la gripe aviar afecta a humanos -hecha por la Organización Mundial de la Salud- y que se ha detectado en “vasta zona geográfica”, en las zonas productoras de aves, como es Yucatán, se espera que las autoridades den a conocer algún plan o medida preventiva, sobre todo porque, según la OMS, hay “siete casos confirmados” de muertes por ese virus mutante.