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Que en los últimos años participar en carreras pedestres o caminatas se ha vuelto una costumbre semanaria de miles de meridanos y la mayoría de las veces esas competencias tienen “causa”, es decir el dinero recaudado entre los participantes se emplea en beneficio de niños, ancianos o personas desfavorecidas por la fortuna, lo cual es una demostración de altruismo la mayoría de las veces respaldada por empresas con sentido social. Inclusive hay ocasiones en que los propios atletas se organizan para hacer labor de servicio, como es el caso de un grupo que se hace llamar “Los del fondo”.

Que debería ser una preocupación primordial de las autoridades conservar el patrimonio edificado de Mérida, pero parece que no tienen interés en hacerlo, ya que por todos los rumbos de la ciudad, pero especialmente a escasos metros del centro del poder, casonas coloniales y de estilo porfiriano están a punto de venirse abajo víctimas del descuido y la inacción, tanto de sus propietarios como de los encargados de preservar el patrimonio arquitectónico.

Que es motivo de gran satisfacción para los yucatecos ver a jóvenes, que de otro modo nunca las tendrían, utilizando modernas laptops que, mediante comodato, ponen en sus manos las autoridades estatales a fin de que tengan esa herramienta de la modernidad en beneficio suyo y de sus familias.

Que en el Caimede, que se ocupa de los niños que no tienen quien se preocupe por ellos, siempre hay cerencias que se suplen con amor y entrega de quienes lo tienen a su cuidado. 

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