Que quienes viajen con frecuencia por el interior del Estado pueden dar fe de un nuevo ánimo que se siente entre los campesinos, quienes esperan que comiencen ya a concretarse los programas planteados tanto por el gobierno federal como por el estatal para sacar de la postración a las actividades agropecuarias que ya tienen al menos 12 años de abandono, sobre todo los pequeños productores de ganado y los milperos, quienes son los más dejados de la mano oficial.

Que uno de los negocios que podrían ser muy rentables en el campo yucateco es el de la apicultura, ya que alcanza buenos precios la miel. Por ejemplo, un litro del dulce extraído del dzidzilché se vende hasta en $100 –y si es miel orgánica sube bastante más– y el de abejas meliponas llega hasta los $1,000, aunque son muy pocos quienes se dedican a la cría de este tipo de abejas sin aguijón. Sin embargo, al ser la apicultura una actividad sujeta a los ciclos de floración y a las lluvias, es muy frágil.

Que los numerosos tríos instalados en la Plaza Grande lamentan que cada día se pierda más la costumbre de llevar serenata a las madres en su día –lo cual, dicen, también ocurre con otras festividades en las cuales solía estar presente la trova: Día del Amor, las Conchitas y las Lupitas– y que consideran como una de las causas la crisis económica, aunque señalan que sus precios no han variado desde hace muchos años y un buen trío puede cobrar hasta $800 ó $1,000, no obstante que hay también de tarifa más económica. Otra cosa de la que se quejan es de la presencia de “improvisados” que aparecen en días como hoy.