Que la fiesta de la que habla aquí al lado el colega Manuel Pool fue lo que se conoce entre los niños de primaria y secundaria como “el juego de la botella” -bautizado para los adultos como “el cebiche loco”-, nada más que en este caso el castigo era despojarse de una prenda o darle un beso a alguien del grupo jugador.

Nada para asustarse, pero realizado en un edificio público adquiere connotaciones de gravedad, puesto que se usan para el disfrute personal bienes del Estado cuyos fines son distintos. A quienes tomaron parte en ese juego habría que sancionarlos más que por inmorales, por poco inteligentes. El uso indebido de las redes sociales juega hoy en su contra.

Que llamó la atención en círculos políticos yucatecos que el senador Daniel Ávila Ruiz no firmara una carta dirigida al presidente de Acción Nacional, Gustavo Madero –que incluye hasta la firma del defenestrado Ernesto Cordero y la paisana de Ávila Ruiz, Rosa Adriana Díaz Lizama-, en la que le piden al sobrino de don Pancho Ignacio darle vuelta a la tortilla, dejar atrás los pleitos y trabajar en beneficio de México y el PAN. Hasta hoy, que se sepa, no ha habido un pronunciamiento oficial de legislador oriental.

Que no sólo las comunas están en problemas por demandas de exempleados ante el Tribunal de los Trabajadores al Servicio del Estado y Municipios, las que suman cuentas millonarias, sino también dependencias descentralizadas municipales a las que se ha demandado ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje por los mismos motivos: ceses injustificados.