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Que la Noche Blanca (sábado 20 de 8 p.m. a domingo 21 a las 2 a.m.) fue, sin duda, un acierto del Ayuntamiento y su dirección de Cultura, ya que logró reunir en foros y calles a miles de yucatecos y visitantes y beneficiar a artistas y negocios de todo tipo, pero que, por ejemplo, en el Cementerio General, donde se hizo un recorrido y se exhibieron filmes de terror, hizo falta alguien conocedor de la historia del camposanto y todo lo que alberga para explicar a los miles de visitantes que se dieron cita la arquitectura de los mausoleos, la presencia de personajes históricos, etc. Y que alguien viera que los jóvenes que acudieron en elevado número no usaran las tumbas para sentarse ni se excedieran en el relajo, puesto que la muerte siempre merece respeto y algo de devoción.

Que la muestra de obras de Rembrandt (maestro del barroco y uno de los grandes grabadores de la historia), inaugurada anteanoche en el Olimpo, debería motivar a maestros y educadores para prepararse mejor (aunque sea periodo vacacional) y dar a conocer a sus alumnos el significado y la trascendencia de los genios de la humanidad, incluidos los olvidados yucatecos que los hay y muchos, no sólo en el arte, en vez de sólo estar pensando en cómo escalar de nivel en la Carrera Magisterial para ganar más (lo cual es muy lícito, aunque también de mira muy pobre).

Que el tema de los ambulantes en el centro histórico se está volviendo un asunto de pleito político y parece que los participantes en el problema sólo tratan de medir fuerzas y ver quién gana y no de resolver un asunto que es muy sensible para la sociedad yucateca. 

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