Que en el asunto de los museos del cacao –uno en Chichén Itzá y otro en Uxmal–, aparte criterios técnicos, hay inmiscuidos intereses ideológicos y problemas intergremiales de los antropólogos y arqueólogos. Se sabe que en Chichén el Instituto Nacional de Antropología e Historia ya falló contra la obra y ordenó su demolición, lo cual no ha ocurrido en Uxmal, ya que en este caso, al parecer, no se afecta ninguna edificación maya de importancia. Se sabe que quien se opone al museo en Uxmal es un antiguo ex funcionario del INAH en cuyo periodo al frente de esta institución se autorizó que se edificaran paradores turísticos dentro de las zonas arqueológicas, lo cual afecta el entorno de las edificaciones mayas.

Que quién sabe por qué razones, pues a veces ni los médicos saben dar explicaciones convincentes, de un tiempo a la fecha, han aparecido enfermedades que causan serios problemas a niños y personas mayores, principalmente de las vías respiratorias y gastrointestinales, las cuales duran semanas y dejan secuelas difíciles de erradicar. Mientras bajan las cifras del dengue, suben las de esos otros padecimientos.

Que una de las más arraigadas costumbres de los yucatecos: la de los gremios católicos sólo se sostienen gracias a la devoción de antiguas familias, como es el caso de Muna, donde están en curso los gremios dedicados a la Virgen de la Asunción, ahora a cargo de algunas familias pues las agrupaciones obreras y campesinas que los mantenían han desaparecido.