Que por donde camine uno en Mérida, sea en el centro de la ciudad, en  modestas y grandes plazas comerciales y en calles y avenidas, se encuentra decenas de cortinas bajadas, y negocios de todo giro, tamaño y tipo con letreros de en renta o en venta. Vaya a donde vaya, pero sobre todo en los centros comerciales más antiguos, el panorama es de comercios cerrados, lo cual es, sin duda, reflejo del grave problema que se vive en México, donde la economía, según nos dicen los expertos, crece apenas a ritmo de subsistencia y el próximo año estaría al filo de la recesión. Inclusive establecimientos de abolengo, como recientemente ocurrió con las centenarias tiendas de Telas Álvarez en el centro de Mérida, han sucumbido ante los embates de la crisis. Una de las plazas de mayor caché en Mérida, ubicada al nor-oriente, es fiel reflejo de esta situación, ya que en buen número de espacios han tapiado las entradas y los locales se ofrecen en venta o en traspaso, pero no se salva ninguna.

Que reciente encuesta que ha dado a conocer el Consejo Estatal de Población (Coespo) acaba de terminar de enterrar uno de los mitos más antiguos de Yucatán: el separatismo, ya que la investigación revela que la mayoría (44.8%) de los nacidos en esta tierra ven con buenos ojos la llegada de personas de fuera contra 25.7% que no lo ven bien y piensan que esa inmigración influye negativamente en la vida de Yucatán  pero también consideran en elevado porcentaje (46.2%) que la riqueza lleva a algunos a discriminar a quienes no son poseedores de bienes de fortuna y que es un factor de división social. Haríamos bien todos en enterarnos de los resultados de la encuesta para sacar conclusiones.