Que más pronto que tarde, aunque afortunadamente con saldo menos grave del que pudo haber ocurrido dado el número de peregrinos que venían del Distrito Federal, se hizo realidad la preocupación expresada aquí ante la inseguridad con que corren o van en bicicletas o –como en este caso, en camiones de redilas– los devotos de la Virgen de Guadalupe que pueblan carreteras y caminos de México para cumplir mandas y promesas a la Reina de México. El accidente a cerca de 40 peregrinos yucatecos que volvían de México, ocurrido anteayer en Campeche, viene a ser una llamada de atención que no pueden soslayar las autoridades federales, estatales y municipales. Habría que preguntarles a los peregrinos, a su párroco (que tuvo que estar enterado de que se proponían usar un transporte no autorizado para el largo viaje), a las corporaciones policíacas sobre todo, cómo fue posible que salieran a carretera tantas personas en un camión de carga donde seguramente iban hacinados y con un chofer que, según todos los indicios, no parece que tuviera experiencia de manejo en vías como las que transitaron. Lo dicho: la Virgen de Guadalupe no puede hacerlo todo, sus devotos tienen que poner su parte para no correr riesgos en los caminos a los cuales se aventuran muchas veces sin conocerlos.

Que la villa Vive la Navidad, instalada en los terrenos de La plancha, es una oportunidad de sana diversión familiar que pone al alcance de los yucatecos el gobierno del Estado y que está teniendo éxito y muchas visitas a todas horas, sobre todo el circo que atrae a numerosos niños. El presidente del Instituto Promotor de Ferias, Juan José Abraham Achach, ya está pensando cómo hacerlo aún más atractivo en 2014.