El agua en la nueva Mérida

El crecimiento desmedido de la mancha urbana ha hecho de Mérida una ciudad cara, tardada y contaminada,

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La infraestructura hidráulica es una gran preocupación en muchos de los nuevos asentamientos humanos, más allá del periférico, en donde el aspecto fundamental de las nuevas urbanizaciones es el rápido crecimiento de estos espacios sin el acompañamiento previo de una planificación adecuada, y sí con elementos como la contaminación, la desigualdad y las demandas de servicios. 

La reciente noticia dada a conocer por el organismo responsable del agua potable es preocupante, pues, después de innumerables desarrollos, que pronto serán acompañados de otros de grandes dimensiones, ahora anuncia  que va a ampliar sus redes de distribución hacia el norte. Yo recuerdo proyectos en diferentes ciudades, en donde el programa de desarrollo urbano definía la infraestructura vial primaria que debía previamente construirse, antes del primer asentamiento nuevo, con toda la infraestructura de servicios necesaria.

Siempre será más caro, tardado y molesto introducir la infraestructura de servicios, especialmente el agua y el drenaje, una vez que varios espacios han sido ocupados, sin contar con un programa de desarrollo urbano que defina qué se puede hacer, dónde se puede hacer, cómo se debe hacer y, lo más importante, cuándo se puede construir.

El crecimiento desmedido de la mancha urbana ha hecho de Mérida una ciudad cara, tardada y contaminada, que tiene como factor negativo adicional las molestias que la infraestructura tardía induce. Según las amenazas del cambio climático, se espera que ocurran cambios significativos en los patrones de precipitación, lo cual podrá afectar la disponibilidad del agua, cuya calidad degradamos día tras día.

Los modelos actuales de planeación urbana y de gestión del agua han fracasado o se aproximan al fracaso desde las perspectivas de rentabilidad, rendimiento técnico, equidad social y sostenibilidad medioambiental.  La urbanización debe traer implícitas nuevas oportunidades para una gestión más eficiente del agua, y para la prestación de servicios integrados de agua potable y saneamiento para toda la población. 

Ya basta de sistemitas autónomos con condiciones muy cuestionables. Las ciudades deben ser generadoras de riqueza y empleo, incubadoras de innovación y creatividad.

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