Ahora, ¿recompensa?

Es muestra sin duda de la profunda presión que de manera real o irreal tienen las autoridades capitalinas.

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En la serie de sucesos registrados en la Ciudad de México tras la tragedia que implica la desaparición de 12 jóvenes en el bar Heaven, de la Zona Rosa, se suma la recompensa de 10 millones de pesos que por la localización de estos chicos tepiteños ha puesto el GDF.

El gobierno de Miguel Ángel Mancera se ha visto envuelto en una cadena de errores atribuibles sin duda, primero, a los antecedentes de éste como procurador, luego a los indudables vínculos con grupos criminales de los familiares de los desaparecidos y finalmente a la mediatización que estos mismos promovieron de este caso.

Poner una recompensa es muestra sin duda de la profunda presión que de manera real o irreal tienen las autoridades capitalinas. Resbalón que a cualquier ciudadano le haría pensar si en realidad el GDF pondría una millonaria recompensa en caso de que alguno de sus familiares desapareciera en circunstancias similares. Pregunta que tendría como respuesta una negativa.

¿Por qué ofrecer una recompensa en el caso Heaven? ¿Ya les hacía falta? ¿En realidad hay que ofrecer dinero para localizar a un grupo de jóvenes relacionados con el narcomenudeo en Tepito y la Ciudad de México? ¿Habría esto ocurrido si el caso Heaven no estuviera en los medios? ¿No está cayendo la administración de Mancera en el juego de las familias de estos chicos de Tepito?

La respuesta a todas estas interrogantes no deja bien paradas a las autoridades de la capital del país. Desde el principio, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, a cargo de Rodolfo Ríos, ha sido clara con las familias de los desaparecidos en la escasa, muy escasa posibilidad de que aparezcan vivos. El escándalo en torno a este suceso parece más bien una cortina de humo para evitar que se investiguen las actividades criminales en las que estos jóvenes y sus familias presuntamente están involucrados; el problema es que el Gobierno del Distrito Federal está embarcado en la agenda que le han impuesto estas personas.

No se trata de criminalizar a las víctimas sin duda, ¿pero se puede omitir que ellos y sus familias están relacionados con el crimen organizado que maneja el narcomenudeo en la Ciudad de México? Ante esta circunstancia, el Gobierno capitalino tiene que actuar con mano firme, no puede quedar a merced de la presión de los medios de información ante estas personas de dudosa credibilidad.

La recompensa ofrecida resulta un insulto para los millones de capitalinos víctimas de delitos violentos como el secuestro, las extorsiones y homicidios que ocurren en la Ciudad de México. ¿Dónde están las recompensas ofrecidas por la cabeza de secuestradores, extorsionadores y asesinos que hacen de las suyas en el territorio del Distrito Federal?

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