Me quedo con los ruiseñores mientras vuelve la calma, con el dolor de las espinas, coloreando de borgoña rosas blancas, y haciendo una pausa para poder continuar, en la búsqueda de lo que queda de mí, perdido en alguna parte de la habitación, en la búsqueda de él para dar conmigo.

Siempre le voy a recordar, con la eterna felicidad reflejada en los ojos, con su eterna sonrisa sobre la mía, arrebatándome cada noche, inmortalizándome cada día. Siempre le voy a recordar, en ésta y en cada vida que viva.

Pero esta noche me dejaré llevar y le amaré en silencio hasta volverme de piedra, le amaré en silencio sin que se dé cuenta. Le voy a amar hasta volverme cenizas, le voy a buscar y le voy a encontrar en mis siguientes vidas, en cada instante, en cada silencio, en cada momento. 

Le voy a encontrar. Y vamos a volver a coincidir, como alguna vez coincidimos, uno perdido en los brazos del otro. 

Pero esta noche me dejaré llevar, con los sueños enredados entre rosales, arrullada con el último canto de los ruiseñores, haciendo una pausa en la búsqueda de él, para dar conmigo.