Hace unos meses, cuando el precio del limón aumentó tanto que se volvió prácticamente imposible de comprar para muchas familias yucatecas, enseguida salieron algunas de las dependencias encargadas del fomento al campo a decir que dicha situación no duraría mucho, así que confiamos y esperábamos que con el paso de los días las cosas volvieran a la normalidad.

Pero, ¡oh sorpresa!, el precio del limón no sólo no ha disminuido, sino que el de otros cítricos y verduras también se ha encarecido considerablemente; por ejemplo, hasta hace unos meses podíamos comprar la naranja agria a tres por 10 pesos, pero hoy una pieza cuesta entre ocho y 10 pesos.

Otro ejemplo es el aguacate: si tiene antojo de un guacamolito para botanear mientras ve el beis, el fut o hasta la novela, ahora tiene que pensarlo mejor, pues por un solo fruto puede llegar a pagar hasta 30 pesos, así como lee, y si queremos darnos un lujito en postre como un kiwi, simplemente lo consideramos mejor, pues el kilo cuesta hasta 100 pesos.

Mientras seguimos esperando que alguna autoridad nos dé una razón coherente del porqué el alza desmedida de algunas frutas y verduras, y le pone una solución, tendremos que buscar con qué remojar la carne, quedarnos con las ganas de una rica chelada y consolarnos con el recuerdo del sabor de un rico aguacate.