La amenaza del plomo
Cada televisión desechada puede tener 1.96 kilos de óxido de plomo y tomando en cuenta el total de televisores analógicos en México.
A poco más de tres meses de que concluya la fecha para el apagón analógico (el último día de diciembre del año en curso), que forma parte de la Reforma en Telecomunicaciones, grupos ecologistas activan las alarmas sobre el peligro para la salud que resultará del cierre del proceso, según informaó en días pasado un reportaje de MILENIO NOVEDADES, debido a que poco más de 20 millones de televisores perderán la señal en el país, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
A los especialistas les preocupan plásticos retardantes con que fueron elaborados los aparatos, pero principalmente los tubos de rayos catódicos con óxido de plomo, ya que esta sustancia podría quedar esparcida en el ambiente y es responsable del .6% de las enfermedades en el mundo.
“El plomo afecta múltiples sistemas del cuerpo, incluyendo los neurológicos, hematológicos, gastrointestinales, cardiovasculares y renales. Aun con bajos niveles de exposición relativa se pueden causar serios daños, en ocasiones irreversibles”, alertan.
Consideran que cada televisión desechada puede tener 1.96 kilos de óxido de plomo y tomando en cuenta el total de televisores analógicos en México, “calculamos un total de toneladas de óxido de plomo de 67 mil 319, que pueden quedar esparcidas sin control”.
A la amenaza ambiental anterior se suma el desecho de toneladas de basura tecnológica proveniente de celulares antiguos, computadoras, laptops, tablets, etc.
Señalan que las estrategias para evitar la contaminación con dichas sustancias está en establecer mecanismos de cooperación entre autoridades federales, estatales y municipales; campañas de difusión, informar e incentivar a la población a entregar los televisores analógicos en centros de acopio (así como establecerlos) para su correcto manejo, instalar centros de recolección y hacer eventos con ese fin; establecer alianzas con organizaciones civiles, cámaras, asociaciones industriales y suscribir acuerdos con empresas con experiencia en el reciclaje de esos materiales.