El incremento comercial por la temporada navideña evidencia, una vez más, lo crítico que se está volviendo transitar en la ciudad como peatón o automovilista.

Desde mi perspectiva, nos urge una cultura vial para peatones y conductores. Me he quedado sin aliento, cuando un guiador,  por querer  ser amable, cede el paso a un transeúnte en una zona que no es para ello. El peatón se ha salvado de ser arrollado, a pesar de que los conductores que iban en  otros carriles siguieron su recorrido sin percatarse del “gesto amable” que pudo ser mortal.

Claro que el susto ha sido para todos. Algunos de los peatones que escuché se quejaron del “brut@” que los iba a arrollar, les pregunté por qué cruzaron sin fijarse de los otros carriles y su respuesta fue que les habían dado el paso. 

Algunos me dejaron expresar que no era zona de cruce peatonal y como que les “cayó el 20” de que estaban apurados y despistados. Otros me mandaron a volar porque están convencidos de que el auto debe detenerse y dejarlos pasar.

El reglamento establece que antes de cruzar el peatón debe hacer contacto visual con el conductor para que éste lo considere antes de ponerse en marcha.