El ancla de la esperanza

En este inicio de año en que se advierte de turbulencia en lo económico y en otros ámbitos en nuestra nación, debemos tener fe en el futuro...

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Si hay algo que fortalece a una institución es su tradición, los usos y costumbres que a través del tiempo se hacen constantes en el quehacer diario. Son acciones que, sin ser ley, se han instituido como tal. Las costumbres y las jergas marineras constituyen una de las tradiciones más ricas del arte de navegar. Durante siglos se han ido formando frases y palabras que, pasadas de generación en generación, han creado un lenguaje lleno de matices y curiosidades para los civiles.

Dentro de esa tradición marinera se encuentran los símbolos, algunos universales como el ancla, que todas las marinas del mundo incluyen en sus uniformes e insignias y que está presente en los gallardetes y hasta en la decoración de la vajilla. Aunque este elemento ha evolucionado a la par de los buques, el ancla de cepo tipo Almirantazgo, que se usó desde tiempos antiguos hasta fines del siglo XIX, sigue dominando en la simbología naval.

En tiempos remotos, cuando las embarcaciones eran literalmente una cáscara de nuez, dependían mucho del ancla para su seguridad y de la tripulación, no como ahora que los modernos barcos cuentan con sofisticados instrumentos de navegación y grandes motores propulsores que los llevan pronto al fondeadero o puerto más cercano, en caso de enfrentar un mal tiempo en su derrotero.

En los buques de la Armada hay cuando menos dos anclas (a babor y estribor) y, según las tradiciones marineras, debe haber otra llamada “de respeto” o “ancla de la esperanza”. Esta última no está visible, creo que se quedó como un dogma de fe heredado de los viejos marinos. Aún así, confiábamos en que, si llegaba una tormenta, teníamos a bordo un ancla de la esperanza. Porque, como leí en algún escrito: "el ancla es para el barco lo que la esperanza es para el corazón". 

En este inicio de año en que se advierte de turbulencia en lo económico y en otros ámbitos en nuestra nación, debemos tener fe en el futuro y no olvidar que tenemos un ancla de la esperanza que nos mantendrá firmes y seguros mientras amaina el temporal para salir del fondeadero y volver a navegar con buenos vientos. 

¡Buen inicio de año 2017!

Anexo “1”

El ancla tipo Almirantazgo

Desde el mundo antiguo hasta fines del siglo XIX se utilizó en los grandes buques, con algunas variantes, el ancla de cepo tipo Almirantazgo. En la década de 1890 se patentaron algunas anclas sin cepo como la Hall (o Marrel), Byers, Westney–Smith, con una tracción de agarre de seis veces su propio peso. 

La Admiralty Standard Stocklees (ASS) fue la utilizada por muchas marinas desde esos años hasta la década de 1950, cuando se adoptó la AC14. Genéricamente, a todas las anclas sin cepo se les dice "de patente". 

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