Añoranza en Chetumal

Las fases de crecimiento urbano de la ciudad de Chetumal, han dejado la añoranza de la otrora tranquilidad de esta región tropical a cambio...

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Las fases de crecimiento urbano de la ciudad de Chetumal, han dejado la añoranza de la otrora tranquilidad de esta región tropical a cambio, por la galopante modernidad que ya se aprecia con los nuevos asentamientos humanos, pero también con índices de delincuencia que se reproduce con la interacción de los constantes delitos mínimos y graves que han acontecido al ritmo del crecimiento.

Chetumal no es una ciudad preparada para enfrentar un alto índice delictivo, pero también es cierto que en la actualidad ya se puede hablar de la delincuencia como un problema grave de la ciudadanía, este fenómeno que si no es controlado desde ahora puede acarrear graves consecuencias dentro de la población y, de igual manera, atentar contra el futuro económico y social de la región, pues es bien sabido que la delincuencia es un tema que incide directamente sobre una población tranquila y confiada.

Similar a que los estados emocionales colectivos cambien las vivencias del Chetumal de hace años, nunca serán iguales, menos ahora que los criminales y delincuentes desarrollan estrategias más crueles al percibirse desfasados socialmente, por bajos instintos, por dinero o por sus propias bestialidades, y que con ellas sufra el pueblo.

Que los delincuentes estén bajo disonancia emocional condicionados por la tragedia y realidad de sus fatales emociones, ya que disparan inclementes, es obvio como el estado de anomia, desesperanza, consternación, rabia y coraje, la indignación del pueblo es consecuencia de los atroces crímenes y los delitos desencadenados por la delincuencia.

Este tipo de delitos puede atribuirse a bandas juveniles con poca experiencia, sujetos aislados o remedos de sicarios más con el surgimiento en el Estado a consecuencia, en algunos casos aislados, que confirman de  existencia de la delincuencia organizada.

En este contexto, el médico Francisco Javier Serrano Mazarit, baleado en las afueras de la clínica del Imss y que derivaron su penosa muerte, incide al temor de los chetumaleños que no se pueda transitar por las calles por medida de seguridad.

Agregándole otro crimen al artero asesinato del regidor del ayuntamiento Othón P, Blanco, Marco Antonio May Molina, pero en este se cumple con la justicia, con la noticia que dio el Procurador del Estado, dijo que ya han sido atrapados tres de los criminales ya confesos, y que van por el asesino intelectual.

El caso es explosivo y generará ríos de tinta, por la novedad del homicidio ocurrido en Chetumal.

La capital del estado debe conservarse ajena a la espiral de violencia que ha tomado como presa a zonas del país que no podemos recorrer, a menos que estemos dispuestos a enfrentar riesgos inminentes.

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