Añoranzas

El Brexit ha causado grave daño a las economías del orbe y la devaluación de sus monedas; empero, los efectos son para ellos peores.

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Cómo, a nuestro parecer,  cualquiera tiempo pasado fue mejor...- Jorge Manrique

Para tomar las decisiones correctas no basta con pertenecer a una comunidad culta y educada; tampoco con formar parte de una sociedad con acceso a mayor cantidad de información; ni siquiera con someterlo todo a votaciones. Menos aún en un ambiente de descontento, cuando lo que predomina es el sentimiento de revancha. Tal fue la enseñanza del plebiscito en que los británicos decidieron hace unos días abandonar la Unión Europea.

Porque hemos visto que sus consecuencias inmediatas son extremadamente contrarias a las que  ofrecían sus promotores. Ya que, por la reacción de las bolsas de valores, el Brexit ha causado grave daño a las economías del orbe y la devaluación de sus monedas;  empero, los efectos son para ellos peores, pues, por ejemplo, la Libra Esterlina ha sufrido la devaluación del 11% ¡en un solo día!, en tanto que el Euro se depreció sólo en 1%. A corto y mediano plazo, lo que se prevé es una importante disminución de la inversión a nivel global, pero sobre todo en la Isla. Y conste que estamos hablando de uno de los mayores centros financieros internacionales.

¿Por qué desandar lo andado cuando fue a partir de la política liberal de Margaret Thatcher, que desmanteló los últimos vestigios del proteccionismo inglés y promovió una mayor integración a la UE, cuando ese país experimentó el mayor auge económico de los últimos tiempos?

Puede ser por la nostalgia, añoranza del dorado pasado, donde la gente “piensa” que tenía un mayor nivel de vida. Pero ¿puede hacerse?, ¿regresar al pasado?

Dado que el desarrollo de la sociedad es producto más  de la aplicación del avance tecnológico a la esfera productiva que del establecimiento de estructuras jurídicas, casi nunca es posible regresar al pasado, no de manera permanente. Por ello resultó imposible imponer al Tercer Reich con 100 años de duración, como tampoco será viable regresar a las viejas glorias del antiguo Imperio Británico, ni al México revolucionario como propone AMLO. Son, ya se dijo, las normas jurídicas las que se van amoldando a los requerimientos del desarrollo económico.

Lo verdaderamente sorprendente resulta ser la ingenuidad de la mayoría de la gente, que está dispuesta a creer que existen soluciones simples para problemas complejos, así como su propensión a votar por ellas. ¿De veras pensaban los ingleses, el 52 %, que saliéndose de la UE se resolverían sus problemas de ingresos y empleo?, ¿que existe un subterfugio para evadir la leyes económicas?

Es lo mismo que pensar que reactivando las medidas proteccionistas del pasado, implementando restricciones a la circulación de divisas, y con la construcción de un muro, como propone Trump, Norteamérica retornará a su pasado glorioso.    

Afortunadamente los estadunidenses están a tiempo para observar, en el pellejo de los ingleses, cuáles serían los perversos efectos de un hipotético triunfo del republicano.

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