Años y años

En palabras de su autor, El castillo de los destinos cruzados, puede considerarse como el archivo de los materiales acumulados.

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En el año de 1982, en Madrid, España, se fundó Ediciones Siruela; su primer objetivo editorial fue la publicación de las traducciones de obras pertenecientes a la literatura medieval europea; al año siguiente el campo de edición incluyó a los textos de la literatura fantástica.

En 1989 dio inicio una nueva etapa, inaugurada con la obra de Ítalo Calvino; al año siguiente se sumó el rubro de la literatura infantil-juvenil. En 2001 la editorial se dio a la tarea de publicar a autores que recién se incorporaban al mundo literario; 2003 fue el año en el que tuvieron lugar las publicaciones de arte y arquitectura.

El Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural le fue concedido en el año 2004; al siguiente año comienzan las ediciones de cuentos populares y cuentos ilustrados; en 2006 es el género ensayístico el que ocupa las labores de la editorial.

Ediciones Siruela publica en 1995 la obra de Ítalo Calvino que hoy comparto contigo, y que leo gracias a la traducción de Aurora Bernárdez. El título de la obra es El castillo de los destinos cruzados, frase que da también nombre a la primera parte en la que se divide el texto; la segunda mitad se titula La taberna de los destinos cruzados.

La obra termina con un apartado denominado Nota, fechado en octubre de 1973, en el que el autor da cuenta del proceso creativo de su texto, el cual comenzó en 1969; y nos comenta que el texto ha recibido buenas críticas editoriales y académicas, y que incluso ha formado parte de los saberes universitarios.

En palabras de su autor, la obra “puede considerarse como el archivo de los materiales acumulados poco a poco, a través de estratificaciones sucesivas de interpretaciones iconológicas, de humores temperamentales, de intenciones ideológicas, de opciones estilísticas”.

Es decir, de la suma de años y de vida, con nuestro incesante ir y venir ¿no te parece?

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