Antídoto contra la violencia

Qué bueno y diferente es que, aunque los hijos insistan y rueguen, los padres se sostengan en lo dicho y dispuesto porque saben que la decisión tomada es lo mejor, en bien de sus hijos.

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Si conjugamos el verbo amar inteligentemente en la familia, la violencia no tendrá lugar.- Anónimo  

Al conocer y poner límites se enseña e induce el respeto a uno mismo y al otro. Cuando una persona corrige gritando, humillando o golpeando, es porque ignora o no está tomando en cuenta que como seres humanos tenemos una parte emocional delicada y vulnerable desde que somos niños hasta el fin de nuestras vidas. 

A veces algunos padres tratan de educar a sus hijos recreando las mismas maneras rudas, descalificadoras y nada inteligentes como los trataron cuando eran niños, sin darse tiempo para pensar que eso No es educar sino maltratar, creando resentimientos. El mensaje es: ¡Pórtate bien! ¡Deja de molestarme!, que no es en beneficio del educando sino únicamente para que deje “de hacer” lo que molesta y perjudica el entorno personal. 

El niño no siente la intención amorosa de sus padres, que busca su bien. Lo que siente es MIEDO que resulta en falta de autoestima y confianza cuando niño y como adulto más adelante. 

Hay ocasiones en que, después de una fuerte negativa y/o reprimenda  ante alguna conducta o petición inconveniente del hij@, los padres sienten “culpabilidad” y terminan cediendo y dándoles gusto. Esto desconcierta más al niño, al joven, pues el mensaje profundo es que en realidad no estaba mal lo que pedían y querían, tan sólo era cuestión de aguantar el mal humor de mamá o papá para luego obtener lo que deseaban. También se da la situación cuando los hijos  hacen algo indebido  y los padres los justifican y defienden; la excusa es: ¡me gana el sentimiento! 

Qué bueno y diferente es que, aunque los hijos insistan y rueguen, los padres se sostengan en lo dicho y dispuesto porque saben que la decisión tomada es lo mejor, en bien de sus hijos. Ser cariñosos es indispensable pero hay que saber poner límites y pocas reglas bien pensadas y razonadas, para el bien de todos. 

Ojalá logremos tener una relación cercana como padres (no como amigos) con nuestros hijos y que quede claro que somos y tenemos la autoridad ganada con congruencia. Esto es, pensar, hablar y actuar coordinadamente fomentando en ellos al mismo tiempo la formación de un carácter que los lleve a buscar y encontrar su propio BIEN y el de los demás. Procurar llevar una relación consciente e inteligente en la familia, esto sí es “Amarnos los unos a los otros” ¡Antídoto contra la violencia dentro y fuera de casa!

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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