Karel Capek fue -o es- uno de los autores imprescindibles en lengua checa. Nacido en 1890 en Bohemia, en ese entonces parte del Imperio Austrohúngaro, es mejor conocido por ser el creador de la palabra Robot, cuyo concepto fue acuñado entre él y su hermano Josef para la obra teatral R.U.R. (1920). Desde entonces, es considerado universalmente como un escritor de ciencia ficción, pues también es autor de “La guerra de las salamandras”, novela de anticipación y crítica social que es sin duda su obra más conocida.

Pero Capek también escribió un libro atípico dentro de su producción, al grado de titularlo como “Apócrifos” (1945), volumen que contiene breves relatos humorísticos, donde la sátira constituye el ingrediente primordial a la hora de desmitificar a algunos de los personajes históricos, mitológicos o ficticios que habitan sus páginas, pues Karel narra desde el entendido de que es “una historia real”.

Así, en sólo 5 ó 7 páginas, nos va presentando viñetas literarias, episodios apócrifos donde lo mismo aparecen Prometeo, Hamlet y Don Juan que Alejandro Magno, Arquímedes, y Napoleón, sin dejar de lado personajes bíblicos y religiosos como Poncio Pilatos, Lázaro, María y San Francisco. De esta galería se vale el autor para deleitarnos con un gran ejercicio de imaginación, donde a través de cómicos diálogos podemos atisbar en los entretelones de la historia detrás de la historia.

Capek reinterpreta situaciones y perspectivas de hechos que pudieron o no ocurrir, siempre procurando contrastar ideas, filosofías o actos para darles, al final, un giro dramático, absurdo o paradójico. Son una treintena de episodios de este tipo los que componen el libro, que demuestran el amplio registro que tenía como narrador. Sobre todo, sorprende que se haya sumergido en temas tan dispares como los mitos griegos, la política del Imperio Romano o el mundo judeocristiano, en especial este último, como una constante que se va enhilando a lo largo de sus páginas, en algunos casos, de manera apologética; en otros, en franca crítica o conflicto, por lo que de un relato a otro la postura desde la que se mira puede cambiar.

Ejemplar fundamental en la bibliografía de su autor, raro y prácticamente inconseguible, “Apócrifos” puede encontrarse en una mesa de libros de viejo o saldos, pero, sin duda, en el enorme aleph digital.