La modernidad ha rebasado las viejas formas de hacer negocio en el mundo; la tecnología ha sido artífice de una nueva realidad, de la que pocos escapan y de la que generaciones que no la comprenden, la ven como una amenaza. 

Aplicaciones de transporte como Uber, Cabify, han revolucionado este servicio, apostando por un modelo de negocio muy diferente al de los taxis tradicionales, obteniendo con esto el respaldo de cientos de usuarios, el enojo de los taxistas, y la persecución de las autoridades.

Ejemplo de esta molestia, fue lo ocurrido el lunes pasado en la capital del país, en la que cientos de taxistas literalmente asfixiaron zonas estratégicas de la Ciudad de México como protesta, ya que se argumenta, estas empresas y quienes prestan el servicio les quitan clientes de manera ilegal, ya que violan la Ley de Movilidad local, por lo que se considerarían como taxis “piratas”.

Si bien el reclamo de los taxistas es comprensible, ya que para poder operar en esta ciudad, se deben pasar diferentes trámites y revistas vehiculares, pago de derechos, entre otros, las diferentes organizaciones han convertido este servicio en uno de los que más quejas recibe a diario. Quien conozca la Ciudad de México, sabe que además de no ser eficiente el servicio de taxis, estos tienen la mala fama de ser inseguros, corruptos, coludidos con delincuentes, operar unidades que ponen en riesgo la integridad de los usuarios, y así una larga lista. Es por ello que ante este panorama y al haber en el mercado servicios que ofrecen todo lo contrario, los ciudadanos han preferido usar las aplicaciones para obtener un mejor servicio.

Ante las protestas y movilizaciones que colapsaron el D.F, Uber México, a través de sus representantes, desfilaron por casi todos los medios de comunicación, dando a conocer su postura, en la que consideran que para nada son ilegales, ya que pagan impuestos, dan facturas, ofertan un servicio novedoso, además de oportunidades de auto empleo para quienes deciden incorporarse.

Pero quienes también opinaron, fueron miles de personas a través de las redes sociales, defendiendo esta nueva forma de movilidad para la ciudad, el común denominador de los comentarios emitidos principalmente en “Twitter”, fue que, los habitantes del D.F, tienen derecho a decidir qué servicio usar para trasladarse en la Ciudad de México. Destacaron también que los vehículos usados son de modelos desde 2008 en adelante, que  cuentan con seguros con la cobertura más amplia, entre otras ventajas.

Lo que sí está clarísimo, es la incapacidad del Gobierno de Miguel Ángel Mancera, para reformar y adaptar la ley de movilidad a la realidad que se vive en el mundo, para que tanto los taxistas, como quienes ofrecen el servicio a través de aplicaciones, puedan atender como se merece a la ciudadanía, y que no vuelva a ocurrir un secuestro de la Ciudad de México por unos cuantos. 

Veremos en que para esta historia. 

¡Que la pluma siga girando!