Además de la irritación nacional, la cascada de aumentos en el costo de transportes y alimentos y de las protestas y saqueos, el “gasolinazo” inyectado por el presidente Enrique Peña Nieto causó otro daño colateral en Quintana Roo, al generar tensión política entre el PAN y PRD, los dos partidos oficiales en la entidad.

Y es que la molestia por el infame gasolinazo de 2017 salpicó directamente a estos dos partidos que formaron parte del “Pacto por México” y pusieron su granito de arena para que las reformas peñanietistas –Energética, Fiscal y Educativa– se convirtieran en una devastadora realidad.

El PAN, apoyó al presidente para mayoritear la aprobación de la Reforma Energética, mientras que el PRD hizo lo propio con la Reforma Fiscal. Una estrategia bien planeada para que el presidente se saliera con la suya sin que perdieran su aura de partidos de “oposición”.

Los dos partidos fueron cómplices, pero ahora ambos se quieren curar en salud y se echan las culpas entre ellos para evitar el desprecio de la sociedad.

En Quintana Roo, PAN y PRD, aliados en el último encontronazo electoral en Quintana Roo, se han dado algunos arañazos intentando expiar sus culpas y responsabilizar a los de enfrente.

Uno de los que abrió fuego primero fue el diputado local Fernando Zelaya Espinoza, quien desde su Facebook lanzó un posicionamiento donde asegura que el gasolinazo no fue a causa de la Reforma Energética, sino de la Fiscal, la que por cierto apoyó el PRD y rechazó el PAN.

Además apuntó que el PAN respaldó la Reforma Energética porque “el espíritu de la misma era posibilitar la modernización del sector y que la competencia permitiera una reducción efectiva de los precios de los energéticos, y de ninguna manera los resultados obtenidos han estado apegados a ello”.

En respuesta, sus homólogos perredistas se lanzaron al contraataque. En Playa del Carmen, la diputada Laura Beristáin organizó una pequeña manifestación contra el gasolinazo y la Reforma Energética aprobada por el PAN, mientras en Cancún el diputado Emiliano Ramos Hernández dirigió una clausura simbólica del Sistema de Administración Tributaria por el gasolinazo. 

Pero el daño ya está hecho, porque aunque se sumen a las protestas sociales como penitencia para pagar sus pecados y se repartan culpas, el gasolinazo los dejó mal parados como opciones políticas de cara al importante proceso electoral de 2018.