Arrepentidos

Nuestro presidente municipal hace unos meses pedía el voto y hoy para desencanto de sus votantes se conduce con actividades contrarias a las ofrecidas en su campaña.

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Es sabido que las alturas y el poder le mueven el piso a cualquiera, pienso que lo que está pasando con los árboles en la ciudad de Mérida no debe ser motivo de cambio en nuestro presidente municipal que hace unos meses pedía el voto con su natural carisma y hoy para desencanto de sus votantes se conduce con actividades contrarias a las ofrecidas en su campaña.

Por un lado, invita a la conservación del medio ambiente, especialmente el cuidado de los árboles, y, por otro, permite y tal vez hasta promueve la tala, como la del árbol que estaba en la contraesquina de Plaza Fiesta, junto a la rarísima fuente azul, y la tala inmoderada que se efectúa para el lucimiento de los anuncios comerciales, como la llevada al cabo en la curva de la Av. Pérez Ponce.

Argumentan que algunos árboles padecían plagas y en el caso de las talas inmoderadas hablan de limpieza de cableados, cuando vemos por diferentes puntos de la ciudad palmas y ramas colgando de los cables por meses y sin que nadie haga nada.

Es importante el número de llamadas que he recibido y, por eso, insisto en que debe tomar en cuenta el disgusto de los ciudadanos, personas que muchas de ellas votaron por usted como me han comentado y se sienten traicionadas por estas acciones que destruyen el  irremplazable patrimonio ecológico de esta ciudad. Hay quienes, fieles a su voto, piensan que usted no está enterado de estos atentados y quieren llamar su atención para que  detenga y castigue a los culpables. 

La juventud y la inexperiencia, en política, son defectos que se curan con el tiempo, pero requieren sensibilidad. Usted elige a sus colaboradores y por consiguiente es responsable de su conducta. Este caso puede convertir un maravilloso trampolín político en una piedra de tropiezo. 

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