Hace algunos años el compositor y cantante Sergio Esquivel convocó a un buen grupo de artistas para que impartiéramos talleres artísticos en algunas colonias de Mérida. Este proyecto formaba parte del programa “Solidaridad en la cultura” y a la par de los talleres llevábamos espectáculos artísticos. Recuerdo que los artistas convocados en ese momento eran y siguen siendo los protagonistas de la historia cultural de nuestro estado.

Esto viene a cuento porque hace poco escuché a un par de colegas hablando de un proyecto similar que ahora esta a cargo del Cepredey. Ellos comentaban con mucho entusiasmo lo que había significado para las colonias y los parques que estuvieran impartiendo talleres de teatro, creación y manipulación de títeres.

Refieren que muchos de los parques estaban abandonados o eran centros de reunión de vagos, alcohólicos o adictos, que fueron desplazados por sesiones teatrales, convivencia familiar y ganas de aprender. Me imaginé completitas las sesiones: los niños uniendo los hilos de las marionetas comandados por Ángel Aguilar y Andrea Herrera, improvisando e inventando personajes junto a Mario y Daniel Herrera.

La colonia involucrada con los artistas, la posibilidad de verlos de cerca y compartir con ellos Me sentí feliz de escucharlos tan orgullosos y, sobre todo, tan convencidos de que lo que están haciendo tiene un sentido real en cada parque, en cada niño.  

Sé poco de este programa, sé que es un esfuerzo del gobernador Rolando Zapata Bello por apostar a favor de la prevención con la visión de una Mérida menos violenta: “Nuestro propósito es unir esfuerzos, acciones y recursos para mejorar la calidad de vida al disminuir el índice delictivo. Así como promover la participación de los ciudadanos con objeto de disminuir los factores de riesgo que favorecen la violencia y delincuencia”.  

Más allá del cariño y la admiración que siento por Andrea, Ángel, Mario y Daniel, creo firmemente que mientras más acerquemos a los jóvenes al arte y la cultura, más los alejamos de los vicios, las drogas y la autodestrucción.

Deseo que los artistas o cómicos involucrados en el Cepredey sean conscientes de la enorme responsabilidad que tienen al ser parte de este programa, que no se dediquen sólo a entretener o divertir con sus chuscadas,  que igual que los colegas mencionados se pongan la camiseta del gobernador y construyan una Mérida blanca a favor del arte y la prevención.