Muy preocupantes resultaron los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) elaborada por el INEGI en todo el país, y que coloca a Quintana Roo apenas por debajo de la tasa media de desempleo nacional.

De acuerdo con la información oficial, la tasa de desempleo ha ido en ascenso durante los últimos tres meses en todo el territorio mexicano y nuestro estado no es la excepción, ya que tan sólo de abril a mayo el número de desempleados subió de 4.46 a 4.71 por ciento, un aumento de 0.25 puntos porcentuales atípico en la entidad.

Cabe señalar que la tendencia negativa no es privativa de Quintana Roo, sino que es un fenómeno que afecta a todo el país y que muchos atribuyen a la entrada en vigor de las nuevas leyes emanadas de la Reforma Fiscal que están metiendo en aprietos a pequeños y medianos empresarios, los cuales luchan por sobrevivir.

Y aunque aún estamos por debajo de la media nacional que se sitúa en 4.92 por ciento, lo cierto es que en los últimos años la generación de empleos en el estado ha bajado el ritmo, mientras que la inmigración mantiene su paso, lo que provoca que con todo y el motor del turismo en la zona norte nos ubiquemos lejos de los primeros lugares en las tablas estadísticas.

En contraste, los otros dos estados de la Península –Yucatán y Campeche– se encuentran entre los primeros cinco lugares con tasas de 2.25 y 3.17 por ciento, respectivamente.

Claro está que las circunstancias de los tres estados son muy diferentes, porque ni Yucatán ni Campeche son entidades receptoras de migrantes, mientras que Quintana Roo es uno de los polos turísticos que más atrae a personas que buscan probar suerte y mejorar su vida en estas tierras.

Por otro lado, el necesario reajuste en la burocracia de los tres niveles de gobierno provocó un ligero incremento del desempleo en el sur, mientras que en la zona norte se espera que las cifras positivas crezcan con la llegada de la próxima temporada alta.

La responsabilidad de combatir la creciente ola de desempleo que está golpeando con dureza a todo el país no es sólo de las autoridades federales, sino de los mismos gobiernos locales que deben impulsar estrategias para superar esta difícil situación que es un desafío incesante que debe ser atendido sin excusas.

Destaca también el reto permanente que enfrentan cientos de egresados de centros de educación superior, quienes reclaman una fuente de empleos y que en muchas ocasiones no tienen más opción que laborar en áreas ajenas a su formación, algo que tienen que evaluar los Rectores y directores de esos centros de estudios, ya que no hay una vinculación con los generadores de empleos y sus necesidades de profesionales, tanto en el sector público como privado.