Asesinos en prisión quizá definitiva

“Asesinos en libertad quizá definitiva”, fue el título de mi columna publicada aquí el pasado 23 de mayo. Enumeré sonados homicidios cuyos autores intelectuales y materiales eludían las garras de la justicia...

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“Asesinos en libertad quizá definitiva”, fue el título de mi columna publicada aquí el pasado 23 de mayo. Enumeré sonados homicidios cuyos autores intelectuales y materiales eludían las garras de la justicia, entre ellos los de Arena del Rocío Palacios Valdez –con seis meses de embarazo –y el ingeniero Octavio Augusto Góngora Jiménez, ejemplar pareja chetumaleña cuyos cadáveres fueron descubiertos en una zona dominada por el monte aquel 18 de septiembre de 2013, en un asentamiento irregular de la capital del estado.

Ejecutados con armas de fuego, el doble homicidio dolió mucho más porque era una pareja de trabajo y muy amada por sus familiares y amistades de Chetumal. Y el asesinato de una embarazada conmociona, sobre todo cuando ocurre en tu entorno. Por ello la demanda de justicia no cesó, ya que una mente criminal podía hacer fila para entrar al cine o pagar un refresco en el Oxxo de la esquina.

Este jueves a eso de las ocho de la noche fue detenido y trasladado al Cereso el presunto autor intelectual que había sido señalado insistentemente por los familiares de las víctimas: Jorge Walter Villanueva Ramírez, interceptado en el cruce de la avenida de los Insurgentes con Cuatro de Marzo, a bordo de una Suburban. Dos horas después fue detenido otro de los involucrados en esta maquinación sanguinaria.

Y si bien los cercanos a Arena del Rocío y Octavio Augusto estaban convencidos de que el plan de muerte fue urdido por Jorge Walter, la Procuraduría de Justicia del Estado tenía que armar el complicado rompecabezas que no admitía flancos endebles. Por ello avanzaron en una investigación rigurosa, rastreando llamadas telefónicas hechas desde el Cereso de Chetumal y llenando espacios hasta culminar con la liberación de las órdenes de aprehensión y captura de dos sujetos, aunque otros cuatro participantes ya están en esa prisión.

Jorge Walter tenía una motivación perversa para atacar a la pareja, ya que estuvo casado con Arena del Rocío y había perdido la custodia del hijo, siendo obligado a pagar la manutención. Duros reveses que no soportó el secretario del Juzgado Sexto de Distrito.

Walter pidió el auxilio de especialistas del crimen, quienes uno a uno fueron involucrándose para ir organizando el plan de doble ejecución, encerrando en el círculo rojo a una maestra embarazada y con un vasto rosal de ilusiones.

Los familiares con el corazón destrozado sabían que Walter estaba involucrado. Por ello gritaban su nombre y lo colocaban en las pancartas que portaron aquella tarde, cuando marcharon desde el domicilio del Octavio Augusto para hacer una misa en memoria de los tres, en la iglesia de la Santa Cruz.

El Procurador de Justicia del Estado, Gaspar Armando García Torres, ofreció una conferencia de prensa este viernes, a eso de las 11.15 horas. Con todo detalle proporcionó todos los nombres de los involucrados, confirmando lo que habían denunciado los lastimados familiares y amigos de la pareja.

Walter visitó en el Cereso a los expertos en el oficio de matar, dejando huella de sus encuentros que culminaron con el doble homicidio, solicitado por un empleado del santuario de la justicia federal.

Gaspar Armando anunció que la Procuraduría pedirá la pena máxima: cadena perpetua. Tres fiscales especiales fueron asignados al proceso que debe culminar con la tan esperada justicia, aunque el daño está hecho y nos agravia como sociedad.

El peligro de los baldíos

La existencia de más de cuatro mil terrenos abandonados a su suerte en el municipio capitalino es un problema que debe de preocupar y en serio a las autoridades del Ayuntamiento que no han logrado meter en orden a los descuidados dueños, a pesar de endurecer las multas por limpieza.

Y es que en la capital del estado se ubican centenares de predios enmontados, aún en zonas densamente pobladas, afectando la imagen urbana de Chetumal y generando al mismo tiempo problemas de seguridad y hasta de salud pública.

Además del mal aspecto, los terrenos cubiertos de maleza son utilizados como refugio de malvivientes, escondrijo y ruta de ladrones,  y un escenario ideal para que degenerados sexuales cometan violaciones y abusos fuera de la vista pública. Los ejemplos abundan.

Por si fuera poco, las autoridades de Salud han advertido en reiteradas ocasiones que los predios baldíos son criaderos naturales del mosquito transmisor de enfermedades como el dengue y el chikungunya, cuyos primeros siete casos locales ya fue reconocidos por el sector salud.

También son utilizados en muchos casos como basureros clandestinos por vecinos de la zona, generando peligrosos focos de infección y aumentando la presencia de fauna nociva.

Por eso es urgente que desde el Ayuntamiento se diseñe una estrategia de acción inmediata y efectiva, porque lo que se ha hecho hasta el momento simplemente no ha funcionado, ya que en los últimos cinco años la cantidad de lotes abandonados en el territorio que abarca el municipio se ha mantenido prácticamente sin variación.

Apenas esta semana el alcalde Eduardo Espinosa Abuxapqui anunció que el Ayuntamiento duplicará el costo de las multas por limpieza de terrenos efectuados por personal del municipio, obligando a los dueños a pagar en un periodo de 45 días, o en su defecto la multa se anexa al impuesto predial.

Aunque buena, tal medida es insuficiente porque los trabajadores del municipio no se dan abasto para mantener limpios los cientos y cientos de predios baldíos que hay sólo en la capital.

Con dueños irresponsables, se necesita mano dura, y los embargos pueden ser la opción. Según el tesorero municipal hay entre 400 y 500 terrenos donde los dueños han sido apercibidos y que están bajo proceso administrativo.

El embargo es un recurso extremo y se debe ejecutar en el último de los casos, pero ante dueños irresponsables y reincidentes, puede ser la única opción para resolver un añejo problema que nos perjudica a todos.

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