Así se hace negocio
Que dos hombres del calibre de Slim y Gates tomen en sus manos la cruzada para suprimir el hambre reviste la mayor importancia.
La semana pasada, durante la cual se tambaleó el Pacto por México por intransigencias y devaneos políticos, en la que los “maestros” que no quieren la Reforma Educativa mostraron su peor cara -ya de por sí su cara no es muy linda- y grupos violentos tomaron la Rectoría de la Unam -Patrimonio de la Humanidad- y dañaron murales de
Siqueiros (vándalos es poco), también tuvimos oportunidad de enterarnos de una alianza entre los dos hombres más ricos del mundo, Carlos Slim y Bill Gates, para luchar juntos por la erradicación de la poliomielitis en el mundo.
Y esta noticia me hizo reflexionar: los poderosos caballeros del gran dinero no son angelitos del Señor ni se bañan con agua bendita. Son, antes que nada, empresarios, negociantes, acostumbrados a buscar la máxima ganancia al menor costo posible, lo cual de ningún modo calificaría como malo. Juegan con las reglas del mercado y saben hacerlo, por eso están donde están.
Entonces, que dos hombres del calibre de Slim y Gates tomen en sus manos la cruzada para suprimir de la faz de la tierra esa enfermedad incapacitante, que ha asolado a la humanidad durante siglos y que hoy, afortunadamente, sólo sigue presente en tres países donde se nutre de la pobreza y la ignorancia, reviste la mayor importancia.
El mismo lenguaje empleado por ambos para pactar nos dice que los dos primeros del ranking mundial de la riqueza saben que donde hay miseria y falta de oportunidades de superación es difícil que haya ganancia.
Para ellos y sus empresas -sin que eso demerite su loable acción- son oportunidades de negocio a largo plazo.
Una sociedad sana, productiva y fuerte es una sociedad que compra, consume y utiliza bienes y servicios y ellos se dedican a vender bienes y servicios de alta tecnología, de modo que necesitan clientes con poder de compra y con sus necesidades primarias resueltas.
Una forma inteligente de ver el negocio que, además, no le hace mal a nadie y sí redunda en mucho bien. Bienvenidas más iniciativas así.