Atentado contra el turismo

El incontenible crecimiento de la inseguridad pública en Quintana Roo sigue evidenciando la ineficiencia de las corporaciones policiacas...

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El incontenible crecimiento de la inseguridad pública en Quintana Roo sigue evidenciando la ineficiencia de las corporaciones policiacas de los tres órdenes de gobierno, que incapaces de contener la ola delincuencial están siendo superadas por criminales que operan a sus anchas a lo largo y ancho del estado, amenazando incluso al principal motor económico: el turismo.

Este fin de semana el corazón de Cancún, principal destino turístico de México, se tiñó de rojo con un atentado realizado por sicarios fuertemente armados que se trasladaban en motocicletas, y que rafaguearon dos centros nocturnos de los más renombrados y concurridos por los turistas.

El ataque dejó tres muertos y al menos un herido, pero provocó una parálisis de la zona más pujante de este polo turístico. En un hecho sin precedentes, todos los bares y discotecas de la zona –normalmente lucen a reventar– cerraron sus puertas en la madrugada del lunes mientras los visitantes se refugiaron en sus cuartos de hotel, deseosos de regresar cuanto antes a sus lugares de origen.

Las estadísticas de ejecuciones siguen subiendo y colocan a Cancún como un foco rojo a nivel nacional, y  al ocurrir en el centro de la actividad turística podría desencadenar una serie de “warnings” internacionales que no solo golpearían a Cancún, sino también a la Riviera Maya.

Mal harían las autoridades estatales y municipales en minimizar el asunto como si se tratara del robo a un changarro de la colonia, porque lo que está en juego es la gallina de los huevos de oro y ponerla en riesgo es un acto suicida.

Sin excusas, tanto la Secretaría de Seguridad Pública a cargo de Rodolfo del Ángel Campos, como la policía municipal de Cancún, deben empezar a trabajar en una estrategia efectiva para garantizar la seguridad de los visitantes y de los locales, iniciando por una depuración de malos elementos de sus propias filas.

Porque a dos meses de que las nuevas autoridades policiacas tomaron el mando de las corporaciones tanto en el estado como en los municipios, no hay resultados visibles y los números de delitos comunes y de alto impacto siguen en ascenso. Ya es tiempo de que reaccionen.

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