Calladito pero ahí va. El Atlético de Madrid vuelve a los escenarios más grandes del fútbol mundial y año tras año se consolida como un rival digno de respeto en toda Europa. El equipo más subestimado de la última época demuestra que en el deporte de las patadas son más importantes los hombres que los nombres.

Los Colchoneros se encuentran actualmente en el segundo lugar de la Liga Española, empatado con 79 puntos con el Barcelona, pero con una diferencia de goles menor que la de los blaugranas. De igual modo, eliminaron a los culés en los cuartos de final de la UEFA Champions League en un partido de alarido que, como muchos dicen, ganaron al más fiel estilo de su entrenador, Diego Pablo Simeone.

Con un futbol pragmático, los dirigidos por el “Cholo” sudan la camiseta desde que el árbitro pita el arranque del encuentro hasta que se acaban los 90 minutos. La afición rojiblanca también juega su parte, siendo el Vicente Calderón, en palabras de Pep Guardiola: “El estadio con mejor ambiente de Europa”, todo esto aunado a un proyecto sólido, con futbolistas de una calidad técnica fantástica a la ofensiva como Koke, Antoine Griezmann, un enrachado Fernando Torres y una defensa tan férrea que les vale para ser la central titular de la “Garra Charrúa”, Diego Godín y Jose María Giménez, quienes personifican el alma de un Atlético de Madrid que demuestra que el coraje y el esfuerzo colectivo valen para vencer a cualquier individualidad.

Enfrente tienen la recta final del año futbolístico y los retos son tan grandes como el corazón que cargan en sus pechos. Primero, esperar que el Barcelona tropiece en alguno de los cuatro partidos restantes de la campaña para poder arrebatarle el liderato y proclamarse campeones por segunda vez en tres años y segundo está una de las cuentas pendientes del entrenador argentino: regalarle al club de sus amores la preciada “Orejona”, la cual se quedó a minutos de conquistar en 2014 en una final que al Real Madrid le valió para conseguir su tan ansiada décima. 

En esta ocasión se enfrentarán en las semifinales al gigante alemán Bayern Munich, sin embargo, el Atleti ha demostrado ser el David de esta competencia y ya tiene cargada con piedra su honda.

El Atlético de Madrid personifica los valores que todos los deportes en equipo buscan: compañerismo, sacrificio y arrebatos de locura para vencer a rivales más duros en el papel; sólo queda disfrutar del “caza-gigantes”.