Lo que Aurelio quiso decir

El Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República dijo que el país vive una profunda crisis de confianza y reconoce que la ‘estrategia de comunicación no está funcionando’. Anuncia, cambios inminentes en este campo.

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Desde Ayotzinapa, Iguala y la casa blanca, el presidente Peña Nieto ha preferido guardarse en discursos y no lo veo dando una entrevista uno a uno en un buen rato.

A partir del anuncio del “decálogo”, Aurelio Nuño ha salido a explicarlo —aquí en MILENIO con Carlos Marín, en la radio con Denise Maerker y en El País. De esta última cito las que creo son las frases más importantes: “‘Nos faltó una agenda más contundente en materia de seguridad y de estado de derecho. Nos quedamos cortos. No vimos la dimensión del problema y la prioridad que debería haber tenido’, afirma. Tampoco se excusa en la devastación social causada por la guerra contra el narcotráfico lanzada por el ex presidente Felipe Calderón (2006-2012) con sus miles de desaparecidos y casi 100 mil muertos. ‘La responsabilidad de la herencia recibida es enorme, pero es una herencia de muchas décadas. Pensar que es problema de un gobierno es no entender nada. Iguala es un problema estructural’”.

Aunque más allá de algunos blogs y algunas redes sociales, la declaración ha pasado un tanto desapercibida, me parece que es, tal vez, una de las más importantes del sexenio.

Es una confesión, una autocrítica. Cosa que este gobierno, creíamos, no conocía.

Dijo más Nuño: “Es consciente de que el país vive una profunda crisis de confianza y reconoce que la ‘estrategia de comunicación no está funcionando’. Anuncia, sin concretar, cambios inminentes en este campo. ‘No es fácil cambiar las llantas con el coche en marcha’, afirma”.

Estas son algunas de las preguntas que me quedan después de este paso, inteligente, inesperado, pero que abre otros escenarios: ¿Qué hacemos con todo eso que dijo? ¿Quién la paga y cómo se cambia? Porque Aurelio sabe que el decálogo —más allá de las cosas buenas que contiene es harto insuficiente para corregir y un “problema de muchos años”— son sus palabras. Frente a la voluntad setentera del PRI en el Legislativo de aprobar todo en unos cuantos días y la respuesta de especialistas y sociedad civil de debatir a fondo ¿Qué harán en Los Pinos?

Me quedo con una duda más. Le dijo Nuño a Maerker que en Los Pinos pensaban que el asunto de la casa estaba cerrado. ¿No es parte fundamental de la “profunda crisis de confianza”?

Las palabras no son gratuitas. Pesan y sé del valor que les da y el cuidado con las que las dice Aurelio Nuño.

Quisiera saber qué quieren decir para nuestro futuro próximo.

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