Josefina Aldecoa, escritora y pedagoga española, es una de mis autoras favoritas. Su vida transcurrió de 1926 al año 2011, entre España, Inglaterra y los Estados Unidos. El ambiente familiar en el que nació y creció estaba anclado en las actividades educativas; los espacios que ella misma iría recorriendo durante su vida siguieron orientados por su interés hacia la docencia, y matizados muy profundamente por su amor al arte y a la literatura.

Josefina dedicó parte de su quehacer al ejercicio editorial y a la faceta de la traducción; escribió cuento, novela, crónica, y ensayo. La Academia concedió gran cantidad de premios a su obra literaria; sus textos han tenido siempre una muy buena acogida por parte de sus lectores.

Historia de una maestra (1990) es el título de una de sus novelas, en ella combina su estilo literario con su gusto por la faceta educativa; y al mismo tiempo que reconstruye el panorama histórico español, va tejiendo relatos autobiográficos.

Porque éramos jóvenes (1986) constituye, desde mi punto de vista, una de sus mejores obras; su estilo literario nos deja ver la magistralidad estética de su pluma. En un devenir y fluir de la memoria y el diálogo, los personajes van y vienen de una época presente a épocas pasadas, de las actividades cotidianas y exteriores a las vivencias del recuerdo y los pensamientos. La novela reúne pasajes descriptivos junto a relatos basados en la narración, y acompaña el argumento literario de la correspondencia epistolar habida entre dos de sus personajes.

En una entrevista, a la pregunta de quiénes eran sus autores favoritos, Josefina contestó que una de sus escritoras preferidas era Virginia Woolf. Los gustos compartidos unen a los seres humanos, de cualquier lugar y de cualquier época; Josefina y yo, sin habernos conocido, compartimos el amor por la enseñaza, el arte, la literatura, la edición, la traducción, y la obra de Virginia Woolf.