Grupo Bal es uno de los conglomerados de negocios más poderosos de México.

Bajo estas siglas conviven la aseguradora GNP, el Grupo Profuturo, la minera Peñoles, Valmex Casa de Bolsa, el ITAM y la cadena de tiendas de El Palacio de Hierro.

Todas las empresas tienen giros diferentes, pero, sin duda, la niña mimada del presidente del Grupo, Alberto Baillères, es El Palacio.

Hace unos años me confesó incluso que fue él mismo quien inventó el archifamoso eslogan Soy totalmente Palacio.

Su equipo más cercano sabe que él se involucra personalmente en todo lo referente a las tiendas: desde el giro aspiracional y de lujo que tienen en la actualidad hasta la decoración pasando por la distribución de los espacios, la selección de las marcas, la organización interna y hasta la publicidad.

Fue él quien convocó hace seis años a una agencia de publicidad de Nueva York para crearle un color emblemático (el amarillo), que incluso hoy es una marca registrada, para que sea el eje de toda la comunicación y la imagen de la cadena.

Por estos días Alberto Baillères (quién dirige personalmente el Grupo Bal desde hace 46 años) está organizando ni más ni menos que el cumpleaños de El Palacio, que soplará 125 velas. “En todos estos años solo ha tenido dos dueños: las familias Tron y Leautaud y luego en 1973, los Baillères”, explica Carlos Salcido, director de Mercadotecnia en Grupo Palacio de Hierro.

La gala será el 9 de octubre en la sucursal pionera del Centro Histórico. Allí se cortará el listón de una muestra, que será ni más ni menos que un museo con la historia de la moda, los muebles, los juguetes, los objetos y los regalos que pasaron por sus anaqueles en estos 125 años. La curaduría lleva el sello de dos especialistas: Rodrigo Flores y Ana Elena Mallet. Se trata de una retrospectiva que estará abierta al público por un mes y en el que se han conseguido en casi un año de trabajo ubicar, seleccionar y restaurar cerca de 400 piezas únicas de El Palacio.

En algún momento pensaron en la empresa en hacer una muestra itinerante, aunque la decisión final (del propio Baillères, del cuidador más férreo de la marca) fue la de dejarla en un solo lugar. Seguramente todo llevará su toque y su supervisión. 125 años no se cumplen todos los días…

Twitter: @ba_anderson