Barack Obama: ¡Bestias para todos!

Se sabe que de manera tradicional, desde mucho antes de la entrevista Díaz-Creelman y la doctrina Monroe, suele hacerse lo que dice el Tío Sam, haga o no haga falta.

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A mí, sinceramente, no me preocupaba tanto el paso de Barack Obama por este su humilde patio trasero (al que blindaron en Polanco para que no importunaran al presidente los anarkos, los mayextros, la clase trabajadora, pues los únicos pedigüeños autorizados debían pertenecer, mínimo, al gabinete ampliado), ni la agenda bilateral, ni el incierto destino de la reforma migratoria, ni el combate al narcotráfico o el intercambio comercial, pues se sabe que de manera tradicional, desde mucho antes de la entrevista Díaz-Creelman y la doctrina Monroe, suele hacerse lo que dice el Tío Sam, haga o no haga falta. 

Aunque tenía la duda sobre quién ganaría en una lucha máscara contra cabellera, La Bestia de Obama o el tren La Bestia que transporta indocumentados, me preocupaba también dónde cenarían los presidentes tras el éxito obtenido. Si hubiera coherencia institucional, tendrían que ir al Maximo Bistrot, allí donde #LadyProfeco hizo su pancho. 

Ya se sabe, la Profeco está más preocupada en clausurar restaurantes para darle gusto a la princesa que en checar, por ejemplo, cómo el América multiplicó de manera exorbitante el precio de los boletos en el Azteca para que los fanáticos de Tigres al ritmo de Ti-gue-res Ti-gue-res les colmaran el local. Es tal la situación que con tal de hacerles la malobra a los azul-cremas, y ya en su desesperacion a pesar de que se pueden condenar a siete años sin orgasmo, desde Monterrey muchos se están haciendo Socios Aguila para pagar la entrada al costo. 

Como quiera que sea, también me tenía con un gran pendiente la situación de los chicos del Servicio Secreto que se han revelado como springbrakers con placa. Ya era suficientemente molesto que no hubiera una declaración acá superperrona en este encuentro binacional (o sea, por lo menos que Peña dijera que en una acto de buena voluntad le regresarían El Chamizal al Tío Sam, a ver si así los de la DEA dejaban de hacer misiones rápidas y furiosas en México; o que don Barack anunciará ¡Bestias para todos!), como para que todavía los guaruras de Obama comenzaran a ligarse connacionales sin ninguna buena intención a futuro.

Desde aquellas orgifiestas de los tiempos de Hillary Clinton en Colombia, espero que por lo menos los manden con condones.  Lo bonito es que Obama, antes de que se lo quisieran llevar a Garibaldi, anunció que buscaría la manera de que en su patria se baje el consumo de drogas y el tráfico de armas. Yes, we can!  

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