Barrida a la espinilla del calderonismo

La final Pachuca-León resultó más aburrida que las elecciones del PAN.

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Como las autoridades locales y federales simplemente no pueden contener la extorsión telefónica que está en boga (fundamentalmente en el Edomex y el DF, que están peor que Michoacán y eso ya calienta), pronto se comenzarán a formar grupos de autodefensa.

Y es que a juzgar por la manera en que prolifera este de atraco (el gobierno dispone de la tecnología para censurar internet si hay información que le pudiera provocar un dolor de gónadas, pero está incapacitado para pedir que los canallas estén fregando por teléfono) donde a veces no sabes si se trata de una banda de maleantes bancarios o una pandilla de atracadores políticos que te invitan a las 7 de la mañana a escuchar los logros del licenciado P., o el crimen organizado.

En lo particular, un poco hasta la corona de que esto ocurra, he tomado algunas providencias cual autodefensa mirelesco. Si veo que me llaman de un número desconocido, me adelanto a los acontecimientos y hago voz de Topo Gigio y digo que están hablando a las oficinas del PRI-DF, que si quieren hacer casting con Catémoc Gutiérrez (el que ante la autoridad ha presentado pura diatriba y ninguna prueba en su descargo) y, curiosamente, cuelgan empavorecidos.

Pobrecitos, a veces se les escucha tan asustados que te dan ganas de ofrecerles como el PRIAN a los magistrados del TEPJF un jugoso “haber de retiro”. En ese sentido, qué dignidad de estos impartidores de justicia que a pesar de afirmar nunca haber solicitado la pensión vitalicia, aceptaron el detalle con la sencilla tranquilidad del SNTE, que aceptó un bono de productividad (no se rían) de 3.6 mil mdp por bien portado, gran capacidad para lo que viene siendo la genuflexión sin reflexión, con arrimón de camarón.

Como sea, ya si se ponen muy rejegos los extorsionadores y comienzan a gritar: “A la camita, a la camita”, de inmediato hay que decirles con el aplomo de Mancera que dejen de lactar, que seguramente su jefecita que debe ser muy parecida a las beldades de silicón de la campaña del GDF, les dieron la espada y no el pecho.

Si insisten, les narras la final Pachuca-León para que los agarre la modorra, pues esa cosa resultó más aburrida que las elecciones del PAN. Lo más atractivo de ambos encuentros fueron los lesionados, de entre ellos el más destacado, Jelipillo Calderón, quien sufriera un calambre por el ratonero juego de Mr. Bean Cordero.  

Ni los panistas querían que regresara el calderonismo. Ya llegará el haber de retiro. 

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